Pese al cerco policial de unos 400 elementos, los hondureños rompieron la cerca y llegaron hasta territorio azteca, armando un caos en su camino.
Cientos de niños, sobre los hombros de sus padres, eran testigos del conflicto que se armó en el momento en el que los integrantes de la caravana migrante se impusieron ante la fuerza policial mexicana.
'Voy feliz, no vamos haciendo nada malo, solo queremos trabajo', dijo a la AFP una mujer que llevaba de la mano a una pequeña niña en medio de la marcha masiva que ingresó por el puente internacional que une Guatemala con México.