Tegucigalpa

Una docena de países tienen un espacio en la capital de Honduras

España, Israel, París, Australia, Viena, Brasilia y Alemania son algunos
de los nombres con los que han sido bautizados algunos sectores del Distrito Central

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05.05.2012

Para viajar a los rincones paradisiacos del mundo, los capitalinos no requieren pasaporte.

Los deseos, sueños y aspiraciones de los ciudadanos han puesto las grandes naciones y ciudades del planeta al alcance de las manos.

Y es que en la capital de Honduras, con una superficie territorial de 1,514.72 kilómetros, encontramos más de una docena de los países del orbe.

Como si se tratará de un globo terráqueo pero a menor escala, en Tegucigalpa y Comayagüela se ubican España, Israel Norte y Sur, Estados Unidos, Alemania, Canada y Australia.

Importantes ciudades polos de desarrollo como París, Venecia, Viena, Buenos Aires, Hamburgo, Brasilia y Los Ángeles, entre otros lugares que se fusionan en esta ciudad.

Contraste

Algunas colonias y residenciales en esta capital, a iniciativa de sus habitantes u organismos, han sido bautizadas con nombres que honran a varias naciones del mundo.

Es así como el país de los canguros, las koalas y aves exóticas, Australia, tiene una representación geográfica en la capital. Este sector que colinda con la colonia Arturo Quezada se conformó en las últimas décadas del siglo XX.

Las calles polvorientas y la falta de servicios básicos como el agua hacen un contraste abismal con el industrializado país que se localiza en Oceanía.

París es otra de las metrópolis que muy pronto estarán al alcance de ciudadanos a través de un proyecto habitacional.

En este lugar se construye una réplica del ícono que identifica a los parisinos: la famosa Torre Eiffel, de 330 metros de altura.

Una vez concluida, esta estructura se convertirá en uno de los atractivos que ofrezca esta residencial.

La tierra prometida, Israel, tiene su espacio en la capital de Honduras. Para mejor ubicación, los moradores decidieron dividirla en los sectores norte y sur.

El lugar de calles polvorientas comenzó a poblarse hace 25 años y actualmente es un sector en vías de desarrollo.

“Yo me vine a vivir aquí hace más de 15 años, no teníamos luz, agua, pero se hicimos la lucha por tener estos servicios, y aquí estamos, hemos crecido, porque antes era una comunidad pequeña, apenas unas cuantas casas”, declaró Eusebio Acosta, morador de la zona.

Pero en qué consiste que a estas colonias se les hayan dado nombres de naciones y ciudades que se caracterizan por su desarrollo y por ofrecer calidad de vida a sus habitantes, entre otros aspectos.

Para el experto sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Edgardo Rodríguez, esta situación obedece a una especie de aspiración de algunos ciudadanos de verse viviendo en los lugares que llevan estos nombres.

“Hay personas que sueñan con grandes ciudades como París o con países como Estados Unidos e Israel. Si nos fijamos, son ciudades o países desarrollados porque hay una especie de aspiración del ser humano a trascender”, explicó el sociólogo.

En otros términos, se trata de un aspecto psicológico de identificación aspiracional para de alguna, aunque sea con el nombre, intentar parecerse a las grandes urbes que deslumbran en el mundo entero.

Rodríguez manifestó que también el denominar colonias con los nombres de países puede estar relacionado con un factor de débil identidad nacional.

“En Honduras tenemos un problema de identidad, es parte de nuestra debilidad cultural. ¿Por qué no ponerle a un barrio o colonia José Cecilio del Valle u otros nombres que nos identifican, tal es el caso de la colonia Ramón Amaya Amador?”, declaró.

Solicitud de ayuda

A criterio de la regidora municipal y encargada de patronatos Estela Hernández, los moradores llaman a sus comunidades con el nombre de una ciudad del mundo o República con la esperanza de recibir algún tipo de ayuda.

Esto es más notorio en comunidades donde se refleja la pobreza o que están cerca de los cinturones de miseria.

“Yo tengo entendido que los vecinos llaman a sus lugares con el nombre de algún país porque creen que en realidad los van a ayudar con proyectos como pavimentación, alcantarillado, construcción de escuelas, casas, pero al final no es así”, comentó.

Declaró que no tiene conocimiento de que alguna embajada, como la de Venezuela, ayude a la colonia que lleva el mismo nombre.

Lo cierto es que aunque Erlinda Flores -habitante de la colonia Alemania- no habla alemán ni va de paseo a Berlín, se siente bien de vivir en una colonia que va camino al desarrollo.

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