Ahora Juana está a kilómetros de distancia de su hija y las niñas. La hondureña fue separada de sus tres nietas tras llegar a la frontera entre Estados Unidos y México, según el testimonio recogido por la agencia AFP.
Juana tiene 53 años y es de Santa Rosa de Copán, occidente de Honduras. Desde hace siete años que criaba a sus tres nietas como sus vástagas, ya que su hija se había ido a Estados Unidos.
Afrontó un reto tremendo en un país que en el 2011 y 2012 fue catalogado como el país más violento del mundo. Fue demasiado difícil en el ambiente de extrema violencia que existe, relató la mujer.
Esos siete años, la abuela mantuvo a sus nietas de la venta de tortillas. Y una dosis de entrega y amor. 'Les enseñé a caminar, a comer y a beber'.
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Juana decidió que era el momento que abuela, hija y nietas volvieran a estar juntas. La brújula apuntaba a Houston, Texas, donde vive la hija. Volverían a reír, a comer, a divertirse y hasta a pelear. Pero juntas. Unidas, como familia.
Después de hacer el arduo viaje a través de México, ella y sus nietas cruzaron el Río Bravo entre El Paso, Texas y Juárez, México y se entregaron a la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos.
La hondureña dice que fue separada de las niñas al llegar porque no era su verdadera madre.
El 5 de abril, después de pasar 10 días en detención, la enviaron de regreso a Ciudad Juárez en México en virtud de los Protocolos de Protección al Migrante, junto con un grupo de otros centroamericanos, donde esperaría hasta el 9 de mayo para su audiencia en la corte de Asilo. Actualmente está de regreso en Juárez a la espera de su segunda audiencia.
'No sé qué pasará', dijo sobre su futuro.
Alrededor de 7,000 migrantes están esperando para ingresar a los Estados Unidos a través de El Paso, ya sea por el sistema de número medido, o aquellos que son parte de la política de permanencia en México, bajo los protocolos de protección al migrante.
Los que forman parte del protoco están obligados a esperar sus solicitudes de asilo en el lado mexicano de la frontera, donde son vulnerables a los delincuentes que buscan un objetivo fácil, extorsionadores, policías corruptos, entre otros peligros.
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