La mujer, quien residía en uno de los barrio del sector Rivera Hernández en San Pedro Sula, Honduras, decidió aventurarse por el largo camino para escapar del reclutamiento de las pandillas y la extorsión que estos grupos criminales hacen.
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“A mi hermano lo reclutaron a la fuerza… Lo hicieron unírseles, lo tatuaron. Luego, lo mataron. Tenía 26 años', contó la hondureña al portal mexicano.
Para evitar que lo mismo sucediera con sus hijos, la joven madre junto a su esposo y sus retoños, una niña de seis años y un niño de solo 12 meses, partieron en busca del 'sueño americano'.
Sin embargo, tras recorrer una larga ruta, Martínez llegó a Reynosa, México, donde comenzó la pesadilla que no quiere volver a repetir.
'Estábamos subiendo a un camión en Reynosa, cuando los oficiales de inmigración nos pidieron que presentáramos nuestros papeles. No teníamos ninguno, así que nos llevaron a una 'perrera'', relató la migrante hondureña.
Cuando fueron capturados y llevados a un centro de detención, su pequeño hijo se enfermó de gravedad. El pequeño sufría de tos severa y síntomas de gripe. 'Sus ojos estaban hinchados, tenía tos y gripe. No comía y no bebía'.
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Abandonar el 'sueño americano'
La mujer y su enfermo hijo tuvieron que dormir en el frío suelo de centro de detención por varios días, hasta que otro de los mismos migrantes le dio un colchón.
Ese momento la migrante hondureña lo graba en su memoria y es algo que no quiere volver a repetir. “Es una pesadilla. Quiero una vida mejor, pero no lo intentaré de nuevo”.
'Todos los que se marchan quieren llegar a Estados Unidos. Me pintaron un sueño americano muy bonito, pero nadie me dijo que tendría que saltar cercas con un niño… Nadie me dijo que si inmigración me atrapaba, tendría que dormir en el suelo y pasar hambre. Ellos solo hablaban del sueño americano… No de todo lo que tienes que pasar para llegar allí', lamentó.
Newsweek también entrevistó a Lurbin Pasita Contreras, otra de las migrantes hondureñas que intentaron llegar a Estados Unidos para darle una vida mejor a sus hijos, ella en especial esperaba operar a su retoño, quien tiene problemas en la vista.
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Contreras también enfermó en su intento del sueño americano, pero el miedo la trajo de nuevo a Honduras, donde dice que “ahora solo quiero construirme una vida aquí. Quiero arreglar esta casa y quiero darle una mejor vida a mis hijos'.