WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Los hondureños en Estados Unidos inclinan sus esperanzas migratorias alejados de otro periodo presidencial del actual mandatario Donald Trump.
Sin ser Joe Biden, candidato demócrata, precisamente el más popular entre los catrachos, le gana el pulso por mucho al hombre de la “tolerancia cero”.
La razón está en que cuatro años bajo el mandato de Trump significaron atropellos públicos, insultos, persecución, aplicación de leyes antinmigrantes y cancelación de programas.
Mientras, Biden muestra una agenda migratoria más “liviana” incluyendo en sus discursos esperanza, específicamente para los hondureños amparados en el Estatus de Protección Temporal (TPS) y los jóvenes de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
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La moneda está en el aire, medio millón de hondureños están habilitados para votar en Estados Unidos, según la última publicación de American Community Survey en el año 2018.
EL HERALDO conversó con líderes hondureños en el país del norte para conocer las expectativas de la comunidad catracha.
La motivación es grande, hay temor e incertidumbre, pero la comunidad ha mostrado su deseo de participar en la fiesta electoral, muchos ya lo hicieron anticipándose al martes cuando el país se paralice y aportando un granito de arena en contra del tirano que los califica como “criminales” y “estiércol”.
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En Honduras se maneja que hay 1.2 millones de catrachos en Estados Unidos, pero las últimas cifras oficiales del país del norte publicadas en el año 2018 por la American Community Survey confirman a 973,974.
En este grupo hay casi medio millón de connacionales que podrían votar en las presentes elecciones para continuar bajo el mandato de los republicanos o darle la confianza de poder de nuevo a los demócratas.
La voz de los hondureños consultados por EL HERALDO no precisó un apoyo a Biden, sino más bien un rechazo a Trump.
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El argumento de los catrachos es el miedo que les genera el candidato republicano, quien ha realizado 400 acciones ejecutivas en contra de los migrantes en cuatro años y la cancelación de dos programas insignes en los que participan connacionales, TPS y DACA, provocando nerviosismo entre la comunidad.
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Trump los ha insultado en reiteradas ocasiones, llamándoles criminales, específicamente a los que viajan en las caravanas.
Los hondureños consultados sostienen que han sido cuatro largos años de incertidumbre, cargando con una política migratoria donde son más las puertas que se cierran que las que pueden o tratan de abrir.
A pesar de ocupar en su mayoría, según la American Community Survey, puestos sacrificados en limpieza, construcción, cocina, pintores, carpinteros, camareros y choferes, entre otros oficios, no se sienten valorados por la administración Trump, incluso cuando no han dejado de trabajar a pesar de la amenaza del coronavirus.
Consideran que se les ve como un mal necesario al que hostigan en vez de darles tranquilidad.
En el caso de los 44,000 hondureños tepesianos, consideran que su situación es peor, pues se han matado desde 1998 por una legalización permanente, amparada en su buena conducta comprobada, pago de impuestos firmes, salud e hipotecas y lo que les recetó el republicano fue una cancelación.
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Los líderes catrachos confiaron a EL HERALDO que la comunidad se encuentra activa, pendiente y los que han podido han logrado ejercer su votación anticipadamente como lo permite la ley en estos momentos.
Consideran que como en todo, algunos reman contra la corriente y por ostentarse como legales apoyan a Trump.
El caso de Biden es particular pues los hondureños, según lo manifestado por los entrevistados, no se desencantan por el discurso del demócrata, pero lo consideran un poco más “blando” en relación con los temas y persecución de migrantes.
El hecho de mencionar que incluirá como una de sus prioridades el TPS y el DACA endulzó el oído de los catrachos, que sueñan con la legalización permanente de una vez por todas.
En palabras claras, la comunidad en su mayoría desea que Trump pierda antes de pensar en quién está del otro lado.
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En el aspecto económico, los líderes consideran que es una situación bastante pareja, aunque de nada les sirven las oportunidades si son perseguidos.
A nivel general sostuvieron que son 30 millones de latinos los que pueden votar, que la estrategia al decir que no votan continúa pero que en estas elecciones van a mostrarse en la urnas.
