BUENOS AIRES, ARGENTINA.- Las posibilidades de conseguir a tiempo el segundo componente de la vacuna
Sputnik V parecen apagarse lentamente para varios países que la aprobaron para inmunizar a su población contra el coronavirus, entre ellos
Honduras.
Todo comenzó hace dos meses en Rusia, cuando ese país aprobó la llamada Sputnik Light, que es la mitad de la vacuna original, aunque su efectividad -según los datos publicados- es del 79 por ciento, con el esquema completo, la efectividad sube al 92.
Los argentinos se empezaron a dar cuenta de estos inconvenientes cuando, cada vez más, quedaron en evidencia los desfases entre los arribos de esas primeras y segundas dosis. Hasta hoy, apenas una “élite” pudo ser vacunada con el esquema completo de la vacuna rusa: 2 de cada 10 inmunizados.
De acuerdo a El Clarín, esta semana, el gobierno de Rusia explicó abiertamente y sin tapujos que las segundas dosis no estaban disponibles para el mercado externo porque la prioridad es la demanda interna de ese país. O sea, repitieron lo que ya habían dicho hacía seis meses. Pero en ese momento nadie advirtió el problema.
Dicha cuestión, agregada a que la fabricación del segundo componente resulta mucho más lenta y delicada que la del primero (producto de la inestabilidad que presenta la materia prima del adenovirus replicante 5), dio como resultado este enorme déficit que hoy tiene como rehenes a millones de personas que ya recibieron una primera dosis y tienen en duda el acceso al segundo componente.
Rusia dice, en resumidas cuentas, que no hay segundas dosis para todos porque las pocas que consigue producir van para los rusos. La ministra argentina de Salud, Carla Vizzotti, en vez de reclamar el “amenity” comprometido afirma que no hay segundas dosis porque, sencillamente, está costando elaborarlas.
Si Rusia sigue mandando solo componentes 1 en los vuelos que se programen para las próximas semanas, ese contrato pronto quedaría alterado: faltan sólo 2.4 millones de dosis para completar los 10 millones de primeras dosis. El resto debería consistir en segundas.
La Sputnik Light todavía no está aprobada en muchos países. Es decir que, sanitariamente hablando, los 6 millones de ciudadanos que no recibieron la segunda dosis de la vacuna rusa no estarían satisfactoriamente vacunados. ¿Esto podría cambiar si Argentina decidiera tomar el “atajo light”, que ya obtuvo el visto bueno en Moscú?
Las autoridades argentinas siguen afirmando que todos los argentinos recibirán el esquema completo de las vacunas. Sin embargo, esto se contradice con las afirmaciones de Rusia que está dejando en el limbo a todos los países que le compraron la primera dosis.
Se conocieron estudios científicos sobre la eficacia del primer componente en solitario de la Sputnik V. Uno de esos trabajos fue realizado por investigadores del Conicet: llegaron a la conclusión de que la eficacia del primer componente era alta y mucho más en aquellas personas que ya habían tenido Covid.
Todo comenzó hace dos meses en Rusia, cuando ese país aprobó la llamada Sputnik Light, que es la mitad de la vacuna original, aunque su efectividad -según los datos publicados- es del 79 por ciento, con el esquema completo, la efectividad sube al 92.
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La extinción del componente 2 comenzó mucho antes, casi desde el momento mismo de su nacimiento. Una cosa fue el ensayo de la vacuna. Otra, tener que producirla en cantidad para inocular a los rusos y, también, a los habitantes de otros 67 países que la fueron aprobando este año, en los que viven 3,500 millones de personas.
Mientras Rusia no paró en su afán de promocionar la vacuna por el mundo, pronto comenzaron los desfases en la fabricación de los componentes 1 y 2, publica El Clarín de Argentina.
La clave se puede rastrear en el día que Rusia anunció el comienzo de los ensayos con la Sputnik Light. Fue el 11 de enero pasado.
Argentina exige segunda dosis, la respuesta de Rusia
Argentina -uno de los países mayormente afectado- ya había recibido 300 mil dosis del primer componente y faltaba casi una semana para que llegaran las primeras 300 mil dosis del segundo cuando Rusia comenzó a trabajar la versión light. Hoy, el total acumulado de segundos componentes en Argentina no llega a los 2 millones.Los argentinos se empezaron a dar cuenta de estos inconvenientes cuando, cada vez más, quedaron en evidencia los desfases entre los arribos de esas primeras y segundas dosis. Hasta hoy, apenas una “élite” pudo ser vacunada con el esquema completo de la vacuna rusa: 2 de cada 10 inmunizados.
De acuerdo a El Clarín, esta semana, el gobierno de Rusia explicó abiertamente y sin tapujos que las segundas dosis no estaban disponibles para el mercado externo porque la prioridad es la demanda interna de ese país. O sea, repitieron lo que ya habían dicho hacía seis meses. Pero en ese momento nadie advirtió el problema.
Dicha cuestión, agregada a que la fabricación del segundo componente resulta mucho más lenta y delicada que la del primero (producto de la inestabilidad que presenta la materia prima del adenovirus replicante 5), dio como resultado este enorme déficit que hoy tiene como rehenes a millones de personas que ya recibieron una primera dosis y tienen en duda el acceso al segundo componente.
Rusia dice, en resumidas cuentas, que no hay segundas dosis para todos porque las pocas que consigue producir van para los rusos. La ministra argentina de Salud, Carla Vizzotti, en vez de reclamar el “amenity” comprometido afirma que no hay segundas dosis porque, sencillamente, está costando elaborarlas.
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Administrar sólo una parte de la vacuna es visto por los argentinos como una complicidad política con Rusia, contrario al reclamo más firme que se le ha hecho al laboratorio AstraZeneca en mayo, cuando las vacunas prometidas para marzo aún no habían arribado al país sudamericano.
La realidad es que Rusia, dicho por el propio gobierno de ese país, creó la Sputnik Light para comercializar su vacuna en el exterior, ante las dificultades de escalar la producción del segundo componente. Entonces, lo que decidió ofrecer es ni más ni menos que el primer componente: por lógica, de una efectividad menor que el esquema completo.
Países se quedarían solo con primera dosis
Argentina firmó su contrato con el Centro Gamaleya antes de que existiera la Sputnik Light. Y allí se dejó por escrito que de las 20 millones de dosis compradas -a 10 dólares cada una-, la mitad debía corresponder al primer componente y la otra mitad, al segundo.Si Rusia sigue mandando solo componentes 1 en los vuelos que se programen para las próximas semanas, ese contrato pronto quedaría alterado: faltan sólo 2.4 millones de dosis para completar los 10 millones de primeras dosis. El resto debería consistir en segundas.
La Sputnik Light todavía no está aprobada en muchos países. Es decir que, sanitariamente hablando, los 6 millones de ciudadanos que no recibieron la segunda dosis de la vacuna rusa no estarían satisfactoriamente vacunados. ¿Esto podría cambiar si Argentina decidiera tomar el “atajo light”, que ya obtuvo el visto bueno en Moscú?
Las autoridades argentinas siguen afirmando que todos los argentinos recibirán el esquema completo de las vacunas. Sin embargo, esto se contradice con las afirmaciones de Rusia que está dejando en el limbo a todos los países que le compraron la primera dosis.
Se conocieron estudios científicos sobre la eficacia del primer componente en solitario de la Sputnik V. Uno de esos trabajos fue realizado por investigadores del Conicet: llegaron a la conclusión de que la eficacia del primer componente era alta y mucho más en aquellas personas que ya habían tenido Covid.
¿Otros países, como Honduras, tendrían el mismo problema?
Se conocieron estudios científicos sobre la eficacia del primer componente en solitario de la Sputnik V. Uno de esos trabajos fue realizado por investigadores del Conicet: llegaron a la conclusión de que la eficacia del primer componente era alta y mucho más en aquellas personas que ya habían tenido Covid.El Fondo Ruso de Inversión Directa difundió además, el 2 de junio, datos surgidos de la provincia de Buenos Aires para avalar la eficacia de la Sputnik Light: según anunciaron, se había demostrado una eficacia del 80 por ciento en adultos mayores con una sola dosis.
Los científicos argentinos que llevaron adelante estos trabajos celebraron esos resultados, que desde el punto de vista sanitario pudieron aportar algo de tranquilidad, aunque a la vez no lograron saldar la incertidumbre sobre un punto clave: cuánto tiempo dura la efectividad de una sola dosis.
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Ahora la duda para muchos otros países que pactaron dosis de la Sputnik V, como es el caso de Honduras, desconocen si también se verán imposibilitados a recibir la segunda dosis para su problación.
¿Tendrán o no los hondureños vacunados con la primera dosis de Sputnik V, acceso a la segunda dosis? Lo más probable es que no.