En su boletín diario, también dieron cuenta de 1,638 nuevos casos de contagio.
La cifra de muertos en China por el nuevo virus superó por primera vez las 100 personas en un día y rebasó el millar en total, según dijeron las autoridades el martes después de que el presidente de China, Xi Jinping, visitara un centro de salud para levantar la moral de la población en medio de un brote que daba pocos visos de remitir.
Aunque más oficinas y tiendas en el país han reabierto sus puertas tras el feriado extendido por el Año Nuevo Lunar, parece que mucha gente ha optado por quedarse en casa. Las autoridades de salud pública observan cuidadosamente para ver si las infecciones se incrementan a consecuencia del regreso de los trabajadores a las ciudades y la reapertura de los negocios.
En un intento de subir la moral, el principal noticiero de la cadena estatal CCTV mostró el martes por la noche una visita de Xi a un centro de salud en Beijing y expresando su confianza en la “guerra contra la enfermedad”.
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El presidente del país y líder del gobernante Partido Comunista apareció con una mascarilla y pasando un control de temperatura corporal antes de dar las gracias al personal sanitario en nombre del partido y el gobierno.
La gestión de la crisis se está viendo cuestionada, especialmente la incapacidad de las autoridades locales en Wuhan, la ciudad más afectada, por aclarar el alcance de la situación.
El descontento público se ha visto avivado por la muerte de un joven médico que antes de fallecer por el virus fue una de las ocho personas amenazadas por la policía por advertir en internet, ya en diciembre, de la posibilidad de un importante brote.
Xi presentó sus respetos al personal sanitario, pero buena parte de su mensaje se centró en pedir a los ciudadanos que siguieran las órdenes del partido y en intentar minimizar el impacto económico del brote, que podría ser masivo.
El brote se ha sumado a otros desafíos para Xi, que pese a tener más poder que cualquier otro líder mandatario chino desde Mao Zedong, ha tenido problemas para gestionar crisis en varios frentes, como una brusca desaceleración económica, una disputa comercial con Estados Unidos y la reacción contra una política exterior china cada vez más agresiva.
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Aunque ningún funcionario de alto nivel ha perdido su puesto por la gestión del brote, medios estatales informaron el martes de la destitución de altos cargos sanitarios en la provincia de Hubei, que rodea Wuhan. No se concretaron los motivos, aunque la respuesta inicial de la provincia se ha considerado lenta e ineficaz. Había especulaciones sobre despidos de funcionarios de más alto nivel, aunque eso podría desatar luchas políticas internas.
En las últimas 24 horas se reportaron 108 fallecimientos, informó la Comisión Nacional de Salud. Eso incrementó el total a 1,016 muertes en la China continental, muy por encima de los que dejó el brote del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) de 2002-2003, el cual proviene de la misma familia de coronavirus que el actual.
El número de nuevos casos confirmados disminuyó ligeramente a 2,478, en comparación con los 3,062 del día anterior, con lo que el total en el territorio continental chino llegó a 42,638. Algunas personas ya se curaron y fueron dadas de alta.
Las nuevas cifras empañaron el optimismo sobre que las restricciones impuestas a unos 60 millones de personas estuvieran funcionando.
La reapertura de negocios planteaba un riesgo a más contagios, pero el país tenía pocas alternativas, señaló Cong Liang, secretario general de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el principal organismo de planificación económica en China.
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“Sin la reapertura de negocios, en el corto plazo afectaría al suministro de material médico y (...) en el largo plazo afectaría al suministro de toda clase de producciones y materiales cotidianos, y haría insostenibles los esfuerzos de control y prevención en el frente. No se alcanzaría el objetivo de derrotar la epidemia”, dijo Cong en una conferencia de prensa.
En Hong Kong, las autoridades evacuaron un bloque de apartamentos después de que dos infecciones entre los vecinos hicieran sospechar que el virus pudiera propagarse a través de la fontanería del edificio.
El caso recordó al brote de SARS que mató a cientos de personas en el territorio semiautónomo chino. El mayor número de casos relacionados en ese brote se dio en un complejo de apartamentos donde el virus se extendió por las cañerías.
Gran Bretaña, mientras tanto, declaró el virus como “amenaza grave e inminente para la salud pública” y dijo que detendría de forma forzosa a las personas infectadas si era necesaria. Francia hizo pruebas a decenas de niños y a sus padres después de que cinco turistas británicos contrajeran el virus en una estación de esquí.
Por su parte, el director de la Organización Mundial de la Salud indicó que la agencia aún no podía predecir la evolución del brote, pero que aún veía una oportunidad de contenerlo.
“En los últimos días hemos visto algunos casos preocupantes de contagio de personas sin antecedentes de viajes a China”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus. “La detección del pequeño número de casos podría ser la chispa que se convierte en un fuego más grande, pero por ahora es solo una chispa”.
Sumándose a las crecientes restricciones a los viajes, Estados Unidos anunció que a partir del lunes suspendería los servicios regulares de visas en su embajada en Beijing y sus consulados en Chengdu, Guangzhou, Shanghái and Shenyang. El consulado general en Wuhan ya había cerrado y evacuado a su personal.