Los familiares de un niño de la Florida, de 12 años, infectado por una inusual ameba mortífera, dijeron que confían en Dios pese a que los médicos les dijeron que el cerebro del pequeño no demuestra ninguna actividad.
En un anuncio en Facebook, la familia de Zachary Reyna dijo que respetaba la indicación médica pero “creemos que Dios intervendrá a su tiempo independientemente de lo que se haya dicho”.
Reyna se infectó cuando practicaba patinaje sobre rodillas con amiguitos en una zanja cerca del hogar familiar en LaBelle, el 3 de agosto.