'La administración Biden está frente a dilemas realmente muy serios', declaró un alto responsable del Departamento de Estado a la AFP esta semana en Kabul, bajo anonimato. Según él, si Estados Unidos se retira y el 'proceso de paz fracasa, será el regreso a la violencia generalizada'.
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La administración de Estados Unidos ordenó una revisión del acuerdo firmado con los talibanes en febrero de 2020 en Doha, que prevé la retirada total de las fuerzas estadounidenses de aquí al 1 de mayo, a cambio de garantías en términos de seguridad por parte de los milicianos, y el compromiso de que se pondría en marcha un diálogo de paz con el gobierno afgano.
Estas negociaciones de paz, iniciadas en septiembre en Doha, avanzan al ralentí y en Afganistán no hay un día sin que estalle una bomba, se produzcan ataques contra las fuerzas gubernamentales o haya un intento de asesinato contra una persona destacada de la sociedad civil.
'El nivel de violencia sigue siendo muy, muy elevado (...) lo que es desconcertante y muy decepcionante', declaró este responsable.
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'Esto daña indudablemente el contexto para cualquier acuerdo con miras a solucionar el conflicto afgano', añadió.
Los talibanes niegan cualquier responsabilidad en los atentados selectivos y la organización Estado Islámico ha reivindicado algunos. Pero para Washington no hay dudas sobre su responsabilidad.
'Desde nuestro punto de vista, los talibanes son responsables de la gran mayoría de los asesinatos selectivos', dijo este responsable, que considera que han creado un 'ecosistema de violencia'.
'Claramente su objetivo es desmoralizar a los ciudadanos (...), añadir dudas a la gente sobre su gobierno y agregar la idea de que una victoria (de los talibanes) es ineluctable', prosiguió.
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Tras la firma de este acuerdo, los talibanes dejaron de atacar a las fuerzas estadounidenses, que no han perdido ningún soldado en combate desde hace un año. Pero si Washington decide mantener sus tropas después de mayo, seguramente volverán a ser blanco de ataques.