SANTANDER, COLOMBIA.- Como una joven alegre y soñadora describieron sus familiares y amigos a Ana Karina Blanco Durán, la menor de 15 años que fue violada y asesinada cuando se dirigía a su colegio el pasado lunes en una vereda entre los municipios de Cáchira y El Playón, Santander, Colombia.
El aberrante crimen ha dado la vuelta al mundo, pues la pequeña logró tomar una fotografía de su agresor y gracias a eso fue que pudieron encontrarlo y aunque se intentó darle captura, los familiares y vecinos de la menor lo asesinaron a golpes.
Y aunque algunos aseguran que tomar venganza por su mano les ha dejado un sentimiento de “justicia”, el vacío por la ausencia de Karina no merma. En su aula de clases, en su colonia y en el seno del hogar falta ella, quien soñaba con convertirse en una exitosa psicóloga y poder ayudar económicamente a su madre.
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Ese primer sueño ya no se cumplirá nunca, pues el hombre, identificado como Alexander Carrillo, decidió truncar la carrera de la adolescente al violarla y posteriormente propinarle varias heridas de arma blanca en su pecho y mentón, para luego arrojar su cuerpo a un río.
Fue después de casi seis horas que los familiares hallaron su cadáver sobre una piedra a la orilla del río, pues habían salido a buscarla tras recibir el alarmante mensaje que la joven envió junto a la fotografía del asesino diciendo: “Me siento perseguida”.
Tras su triste deceso, se encontró una nota escrita en uno de los cuadernos de Karina, donde ella explicaba cómo se sentía, qué sueños tenía y cuál era su meta para apoyar a su madre, meta que ahora su comunidad quiere cumplir.
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“Como toda persona tengo metas que quiero cumplir, pero por el momento estoy enfocada en ser feliz, estudiar y ayudarle a mi mamá, por cierto, ella es el motivo de mis sueños, es una mujer guerrera y es la mujer más maravillosa que pueda existir. En un año me veo iniciando mi carrera en la universidad, sé que no es mucho, pero para mí sería la puerta principal para cumplir mis sueños, comprarle esa casita a mamá que tanto quiere”, dice parte de la conmovedora nota.
Ante esto, compañeros, maestros y vecinos de la menor se pronunciaron dispuestos a colaborar para que la madre de la joven tenga esa casa que ella ansiaba regalarle algún día. Así lo manifestaron durante su sepelio, el cual contó con la presencia de cientos de personas.
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