Los jefes de Estado o líderes políticos están equipados con sofisticados aparatos para comunicar o intercambiar información muy sensible, pero usan también a diario smartphones “normales” que pueden facilitar los intentos de espionaje.
El miércoles, Alemania afirmó que el teléfono móvil de la canciller Ángela Merkel “podía haber sido espiado por los servicios estadounidenses”. Merkel pidió explicaciones al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien aseguró que su país no vigilaba sus comunicaciones.
Según el diario Tagesspiegel de Berlín, que cita a fuentes gubernamentales, el teléfono móvil en cuestión no es el teléfono codificado que Merkel utiliza como canciller sino el que tiene como presidenta del partido demócrata-cristiano CDU.
Pero una agencia de prensa alemana afirma que se trataría, en efecto, de su móvil “oficial”, que supuestamente debía ser ultraprotegido.
El gobierno alemán está dotado desde hace varios meses de teléfonos inteligentes BlackBerry Z10 (unos 2,500 euros cada uno), especialmente protegidos.
En Francia, los miembros del ejecutivo tienen teléfonos móviles codificados (de unos 3,300 euros), construidos por la empresa francesa Thales (electrónica y defensa) exclusivamente para el Estado. Estos aparatos permiten comunicaciones protegidas hasta el nivel de “secreto de Estado”.
Algunos dirigentes políticos y altos funcionarios poseen, además, una intranet muy protegida y una red ministerial de telefonía fija y telecopia.
Pero estos sistemas son a menudo percibidos como un fastidio por sus utilizadores, ya que requieren de protocolos o procedimientos de utilización a veces muy pesados: por ejemplo, Teorem tarda hasta 30 segundos para efectuar una llamada, debido a sus claves de seguridad, lo que puede resultar irritante en una época en la que las comunicaciones son cada vez más rápidas.
Privados de Gmail y Google
En una circular del 19 de agosto, cuando el exconsejero de la agencia NSA, Edward Snowden, ya había revelado la magnitud del espionaje estadounidense en Europa, los servicios del primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, llamaron al orden a los ministros sobre el asunto de la seguridad de sus comunicaciones.
En ella se afirma que “la utilización de smartphones no autorizados debe excluir la comunicación de informaciones sensibles” y que éstas deben ser únicamente efectuadas con los teléfonos ultraprotegidos.
Todos los dirigentes políticos, empresarios, banqueros o periodistas que han adquirido un teléfono codificado “tienen paralelamente al menos un iPhone o un BlackBerry”, explica Robert Avril.