Las preocupaciones sobre una emergencia humanitaria en Haití están aumentando debido a que una cantidad cada vez mayor de haitianos que regresan a su país, de la vecina República Dominicana, viven en ciudades de carpas que están creciendo rápidamente y cuentan con pocos recursos.
El gobierno haitiano y las organizaciones internacionales han identificado al menos tres ciudades de carpas que han surgido a lo largo de una zona afectada por la sequía al sur de Haití, cerca de la frontera. Aquí, los haitianos que han regresado recientemente —o recién deportados— están limpiando la tierra y están viviendo en campamentos improvisados sin ningún tipo de servicio.
Dos de los sitios, ubicados al norte de la ciudad fronteriza haitiana de Anse-a-Pitres, han triplicado su población durante el último mes, de acuerdo a estimaciones de los trabajadores humanitarios que han visitado dichos sitios.
Se ha confirmado un tercer campo al norte a lo largo de la frontera en Malpasse.
Dado que dependen de alimentos donados y que cuentan con poca agua, a las agencias internacionales de ayuda humanitaria les preocupa que si no se toman medidas rápidas, estos campamentos podrían aumentar y la desesperación podría ser mayor.
Una isla, dos naciones y una larga disputa
Durante años, Haití y la República Dominicana —dos naciones que comparten una isla— han peleado por el tema de la migración y por los estrictos esfuerzos de control migratorio encabezadas por el gobierno dominicano.
Gran parte de la lucha ha sido por los efectos de una ley dominicana que exige que todos los inmigrantes indocumentados se 'legalicen' o que se enfrenten a la deportación. Al mismo tiempo, se implementó otra ley de registro para restaurar el estado de decenas de miles de dominicanos de ascendencia haitiana que fueron despojados de su derecho a la ciudadanía por nacimiento luego de un fallo judicial en el 2013.