Los planes del presidente Donald Trump de crear más empleo en Estados Unidos no le saldría tan fácil, luego de sus últimos decretos. Pese a impedir el paso a inmigrantes y refugiados, además amenaza con imponer impuestos a compañías que produzcan fuera de suelo estadounidense.
Pero esto más le podría estar generando rechazo entre el empresariado del mundo.
Starbucks anunció que contratará 10,000 refugiados en los próximos cinco años, en respuesta a la orden de Trump de suspender indefinidamente la recepción de personas desplazadas de Siria y prohibir temporalmente el ingreso de nacionales de otros seis países de mayoría musulmana.
Howard Schultz, presidente y director general de la cadena de cafeterías, afirmó que el plan abarcará todos los Starbucks en el mundo y que la medida podría comenzar en Estados Unidos, donde se dará preferencia a la contratación de inmigrantes 'que han prestado servicios para los efectivos estadounidenses como intérpretes y personal de apoyo'.
Schultz ha censurado otras políticas de Trump, como la relacionada con la inmigración, la revocación de la ley de salud Obamacare y la reestructuración del tratado de libre comercio con México.
El ejecutivo afirmó en la carta que Starbucks podría contribuir al apoyo de los cultivadores de café en México, proveer seguro médico a trabajadores con ese derecho en Estados Unidos si la ley de salud es revocada y apoyar un programa pro inmigrantes del gobierno de Obama que permite a jóvenes que llegaron al país siendo niños solicitar permisos de trabajo y que se les ampare de la deportación durante dos años.
La medida refleja las dificultades cada vez mayores que los negocios afrontan por las decisiones del gobierno de Trump.
Sin embargo, no todos los líderes empresariales están de acuerdo con Trump.
Schultz agregó que Starbucks buscará aumentar la comunicación con sus trabajadores y subrayó el domingo que 'estoy escuchando la alarma que todos ustedes están sonando de que el civismo y los derechos humanos que dimos por hecho tanto tiempo están siendo vulnerados'.
El caso de General Motors
General Motors está trasladando a México 625 empleos de una planta de Canadá que fabrica populares vehículos utilitarios, dijo el viernes el sindicato canadiense de trabajadores del automóvil.
El movimiento llega un año después de que GM expandió su planta canadiense.
Las suspensiones en la planta de GM en Ingersoll, Ontario son una 'traición' que muestra 'por qué el TLCAN es un terrible acuerdo para los empleos canadienses', dijo la Unifor en un comunicado sobre el tratado de libre comercio que une a Estados Unidos, Canadá y México.
'Este es otro ejemplo de cómo los buenos trabajos están siendo extraídos de Canadá por la mano de obra barata en México', dijo Jerry Dias, presidente de Unifor.
El anuncio es 'un claro ejemplo de todo lo que está mal con el NAFTA, esto debe ser negociado', agregó. 'Es imperativo que tengamos reglas de comercio que ayuden a asegurar buenos empleos en Canadá'. añadió
El presidente de Estados Unidos Donald Trump ha prometido la negociación del acuerdo, amenazando con imponer un fuerte gravamen de importación a los automóviles fabricados fuera de sus fronteras y que sean vendidos en Estado.
Las iniciativas de Trump también son rechazadas por Google, Sillicon Valley y compañías automotrices.