YREKA, ESTADOS UNIDOS.- El mayor incendio forestal de este año en California duplica su saldo letal a cuatro muertos, al tiempo que autoridades afirmaron este martes que las condiciones climáticas dan una tregua a los más de mil bomberos combatiendo las llamas.
Dos víctimas fueron encontradas el lunes, dijo a la AFP Courtney Kreider, portavoz del departamento del sheriff del condado de Siskiyou, quien no descarta que el infierno deje más muerte a su paso. “El número de víctimas fatales puede cambiar”, señaló.
El domingo, dos cuerpos habían sido hallados incinerados dentro de un automóvil estacionado al frente de una casa, lo que llevó a las autoridades a sospechar que fueron devorados por las voraces flamas del bautizado incendio McKinney cuando intentaban escapar.
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El fuego se desató el viernes en el Parque Nacional Klamath, en la frontera con el estado de Oregon. Favorecido por vientos impredecibles y temperaturas de casi 40ºC, el incendio McKinney explotó devorando más de 22, 000 hectáreas y convirtiéndose en el mayor del año en California.
Más de cien estructuras han sido reducidas a cenizas, dijo Kreider, en tanto que otras miles están en peligro.
El número de bomberos fue casi duplicado en las últimas horas, con más de 1,300 oficiales intentando aplacar las llamas y protegiendo a las comunidades vecinas.
Aguantando
Sin reportes de personas desaparecidas hasta el momento, al menos 3,000 personas han sido llamadas a abandonar sus hogares en la ciudad de Klamath River y sus alrededores.
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“Con peores condiciones previstas para hoy, nuestro objetivo es comunicar eficientemente. Estamos insistiéndole a las personas que obedezcan los mandatos de evacuación”, dijo Kreider.
Sin embargo, algunos residentes se niegan a dejar sus casas.
“Estoy aguantando tratando de no irme demasiado pronto porque estoy ayudando a mi mamá”, dijo Rafael Franco, quien vive en el área de evacuación obligatoria. “Ella no está en las mejores condiciones físicas para moverse”, señaló a la AFP.
Sherri Marchetti-Perrault, una vecina de Klamath River, narró al diario Los Angeles Times los angustiantes minutos que vivió al dejar su casa, con su tío de 78 negándose a partir: “Sé que estaba sentado ahí, lo vi”, dijo, temiendo que esté muerto.
“Cuando nos fuimos, todo estaba en llamas”, contó. “Sucedió muy rápido. Nos fuimos con la ropa puesta. No podíamos respirar y no podíamos ver”.
La comunidad de Klamath River ha sido la más impactada por el incendio, que ha aniquilado también a varios animales en esta área rural.
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“Las llamas mataron ganado y caballos, así como vida silvestre: venados, conejos, y también mascotas”, dijo Kreider.
Progresos
Las llamas no se expandieron mucho durante la noche gracias a las precipitaciones que cayeron sobre la región, y los pronósticos contemplan la posibilidad de tormentas en horas de la tarde que podrían contribuir a la extinción del fuego.
“No esperamos un avance significativo de las llamas”, explicó el martes Dennis Burns, especialista que trabaja con una de las agencias gubernamentales a cargo de las operaciones.
Los oficiales en el terreno trabajan para proteger que las llamas alcancen a la vecina ciudad de Yreka, cuyos casi 8,000 habitantes se encuentran bajo órdenes o advertencias de evacuación.
Equipos de contingencia se encuentran en el este de la ciudad en caso de que el incendio avance sobre este perímetro urbano.
“Con el clima que tenemos, estamos confiantes que vamos a registrar algunos progresos”, dijo Burns.
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A pesar de la humedad y la mejora de las condiciones, el servicio de meterología nacional mantiene un alerta roja de rayos, que en los últimos días han causado otros pequeños incendios que han devorado casi 1.000 hectáreas del bosque nacional Klamath.
California, así como el resto del oeste de Estados Unidos, padece desde hace más de una década bajo una dramática sequía impulsada en parte por el cambio climático causado por la acción humana y la quema indiscriminada de combustibles fósiles.
Bajo estas condiciones climáticas, y con enormes parches de vegetación reseca, la región sufre de cada vez más largas e intensas temporadas de incendios.
El año pasado el incendio Dixie arrasó casi 400,000 hectáreas en California, destruyendo miles de edificaciones a su paso.