MANAGUA, NICARAGUA.-
Nicaragua perderá a su último aliado en
Centroamérica tras las elecciones en
El Salvador, ganadas el pasado domingo por
Nayib Bukele, dejando cada vez más aislado al gobierno de
Daniel Ortega, según analistas.
Con la derrota del Frente Farabundo Martí (FMLN), cercano a Ortega, y la victoria de Bukele, analistas dan por descontado que El Salvador se sumará a los países que buscan aplicar sanciones al gobierno sandinista por las denuncias de crímenes de lesa humanidad.
Ortega 'pierde y se queda solo en Centroamérica', donde otros países como Guatemala, Costa Rica y Honduras critican duramente los atropellos de derechos humanos, dijo el exvicecanciller nicaragüense Víctor Hugo Tinoco sobre las elecciones salvadoreñas.
Nicaragua vive desde abril pasado una crisis política desatada por una oleada de protestas contra Ortega, cuya represión deja al menos 325 muertos, 700 detenidos y millares de refugiados en países vecinos, según organismos de derechos humanos.
Bukele, de 37 años de edad, delineó durante su campaña lo que podría ser su relación con los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Honduras, a cuyos mandatarios tildó de 'dictadores'.
'Dictadores como Nicolás Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Juan Orlando Hernández en Honduras, jamás tendrán ninguna legitimidad porque se mantienen en el poder a la fuerza y no respetan la voluntad de sus pueblos', dijo Bukele en Twitter antes de su elección.
El FMLN comparte con el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua su pasado guerrillero y han sido aliados en la región y en foros internacionales.
La posición de Bukele, quien fue expulsado del FMLN, contrasta con la del actual presidente, Salvador Sánchez Cerén, quien ha calificado a los gobiernos de Ortega y Maduro de 'amigos' y se ha solidarizado con ellos ante los cuestionamientos internacionales.
El politólogo Saúl Hernández, conductor de un programa de la televisión salvadoreña, juzgó que el distanciamiento de Bukele de la política del FMLN es 'evidente y natural' dada su cercanía con Estados Unidos y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, con quien se reunió el 13 de diciembre en Washington, y que acusan a Ortega de graves violaciones de derechos humanos.
Posible sanción de OEA
Para Tinoco, el vuelco de la situación política en El Salvador tendrá un impacto en la OEA, cuyo secretario general es proclive a aplicar sanciones a Nicaragua con la Carta Democrática.
Tinoco consideró que 'se acerca la posibilidad de que se pueda presionar a Ortega con aplicarle la Carta Democrática (de la OEA). Así como lo expulsaron de la Internacional Socialista (IS), va a ser expulsado del sistema interamericano'.
La IS echó al FSLN en enero pasado tras 40 años de pertenencia, en respuesta a las denuncias de violaciones de derechos humanos durante las protestas contra Ortega.
El exdiplomático nicaragüense Mauricio Díaz consideró que lo sucedido en El Salvador es parte de la corriente en América Latina que se está moviendo hacia la restitución de la institucionalidad democrática.
Del socialismo del siglo XXI, término acuñado por el desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez, solo quedan Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba.
'Después de esta sacudida en El Salvador y que (el presidente interino de Venezuela, Juan) Guaidó está nombrando embajadores, (la OEA) está más cerca de la suspensión de Nicaragua, que es la máxima sanción que se aplica a un estado', sostuvo Díaz.
Guatemala, del presidente Jimmy Morales, se sumó en julio a la condena de la violencia en Nicaragua, pero un mes después se opuso a la creación de un grupo especial de países de la OEA para atender la crisis y se pronunció por que el caso se resolviera 'sin injerencia externa'.
Costa Rica ha sido el país centroamericano que ha denunciado de forma más categórica la represión contra los manifestantes y la persecución de medios de prensa y organizaciones de derechos humanos en Nicaragua.
'Nicaragua es el problema número uno que tiene Costa Rica, porque lo que ocurre en ese país repercute aquí directamente', declaró recientemente el canciller costarricense, Manuel Ventura.
El presidente Carlos Alvarado ha planteado recurrentemente en foros internacionales su preocupación por el deterioro de la situación de derechos humanos en Nicaragua, y ha pedido mayor acción de la comunidad internacional en ese país.
Decenas de miles de nicaragüenses se han asilado en Costa Rica desde el estallido de la crisis, incluso figuras como la líder campesina Francisca Ramírez, el periodista Carlos Fernando Chamorro y el defensor de derechos humanos Álvaro Leiva.
Con la derrota del Frente Farabundo Martí (FMLN), cercano a Ortega, y la victoria de Bukele, analistas dan por descontado que El Salvador se sumará a los países que buscan aplicar sanciones al gobierno sandinista por las denuncias de crímenes de lesa humanidad.
Ortega 'pierde y se queda solo en Centroamérica', donde otros países como Guatemala, Costa Rica y Honduras critican duramente los atropellos de derechos humanos, dijo el exvicecanciller nicaragüense Víctor Hugo Tinoco sobre las elecciones salvadoreñas.
Nicaragua vive desde abril pasado una crisis política desatada por una oleada de protestas contra Ortega, cuya represión deja al menos 325 muertos, 700 detenidos y millares de refugiados en países vecinos, según organismos de derechos humanos.
Bukele, de 37 años de edad, delineó durante su campaña lo que podría ser su relación con los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Honduras, a cuyos mandatarios tildó de 'dictadores'.
'Dictadores como Nicolás Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Juan Orlando Hernández en Honduras, jamás tendrán ninguna legitimidad porque se mantienen en el poder a la fuerza y no respetan la voluntad de sus pueblos', dijo Bukele en Twitter antes de su elección.
El FMLN comparte con el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua su pasado guerrillero y han sido aliados en la región y en foros internacionales.
La posición de Bukele, quien fue expulsado del FMLN, contrasta con la del actual presidente, Salvador Sánchez Cerén, quien ha calificado a los gobiernos de Ortega y Maduro de 'amigos' y se ha solidarizado con ellos ante los cuestionamientos internacionales.
El politólogo Saúl Hernández, conductor de un programa de la televisión salvadoreña, juzgó que el distanciamiento de Bukele de la política del FMLN es 'evidente y natural' dada su cercanía con Estados Unidos y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, con quien se reunió el 13 de diciembre en Washington, y que acusan a Ortega de graves violaciones de derechos humanos.
Posible sanción de OEA
Para Tinoco, el vuelco de la situación política en El Salvador tendrá un impacto en la OEA, cuyo secretario general es proclive a aplicar sanciones a Nicaragua con la Carta Democrática.
Tinoco consideró que 'se acerca la posibilidad de que se pueda presionar a Ortega con aplicarle la Carta Democrática (de la OEA). Así como lo expulsaron de la Internacional Socialista (IS), va a ser expulsado del sistema interamericano'.
La IS echó al FSLN en enero pasado tras 40 años de pertenencia, en respuesta a las denuncias de violaciones de derechos humanos durante las protestas contra Ortega.
El exdiplomático nicaragüense Mauricio Díaz consideró que lo sucedido en El Salvador es parte de la corriente en América Latina que se está moviendo hacia la restitución de la institucionalidad democrática.
Del socialismo del siglo XXI, término acuñado por el desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez, solo quedan Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba.
'Después de esta sacudida en El Salvador y que (el presidente interino de Venezuela, Juan) Guaidó está nombrando embajadores, (la OEA) está más cerca de la suspensión de Nicaragua, que es la máxima sanción que se aplica a un estado', sostuvo Díaz.
Guatemala, del presidente Jimmy Morales, se sumó en julio a la condena de la violencia en Nicaragua, pero un mes después se opuso a la creación de un grupo especial de países de la OEA para atender la crisis y se pronunció por que el caso se resolviera 'sin injerencia externa'.
Costa Rica ha sido el país centroamericano que ha denunciado de forma más categórica la represión contra los manifestantes y la persecución de medios de prensa y organizaciones de derechos humanos en Nicaragua.
'Nicaragua es el problema número uno que tiene Costa Rica, porque lo que ocurre en ese país repercute aquí directamente', declaró recientemente el canciller costarricense, Manuel Ventura.
El presidente Carlos Alvarado ha planteado recurrentemente en foros internacionales su preocupación por el deterioro de la situación de derechos humanos en Nicaragua, y ha pedido mayor acción de la comunidad internacional en ese país.
Decenas de miles de nicaragüenses se han asilado en Costa Rica desde el estallido de la crisis, incluso figuras como la líder campesina Francisca Ramírez, el periodista Carlos Fernando Chamorro y el defensor de derechos humanos Álvaro Leiva.