El poder de Bashar al Asad, apoyado por su aliado ruso, reanudó en diciembre su ofensiva en el noroeste sirio contra el último gran bastión de los yihadistas y rebeldes, pese a las advertencias de la vecina Turquía.
El viernes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), ocho civiles, entre ellos tres niños, murieron en los bombardeos, de los cuales cinco en ataques rusos en el pueblo de Maarata, cerca de la ciudad de Atareb, en la provincia de Alepo.
Continuando su avance en el terreno, las fuerzas de Damasco se anotaron una nueva victoria con la reconquista de una base militar perdida hace más de siete años, en el oeste de la provincia de Alepo.
Pero Turquía, que apoya a grupos rebeldes, mantiene tropas en el noroeste sirio, adonde ha enviado refuerzos en los últimos días para impedir el avance de las fuerzas sirias.
Un helicóptero del ejército fue alcanzado el viernes 'por un misil enemigo cerca de Orum al Kobra', sector 'donde están desplegados grupos terroristas armados apoyados por Turquía', según una fuente militar citada por la agencia oficial siria Sana.
'Esto provocó la caída del helicóptero y la muerte de su tripulación', indicó la fuente militar, sin dar un balance preciso.
El OSDH dio cuenta por su parte de la muerte de dos pilotos y atribuyó el derribo a un misil turco.
Las autoridades de Turquía no hicieron declaraciones por el momento.
Además de las tensiones en el noroeste, el régimen sirio sufrió un ataque cerca de Damasco. Misiles lanzados desde Israel impactaron contra objetivos militares, matando a siete combatientes sirios e iraníes, informó el OSDH el viernes.
Desde el inicio de la guerra siria en 2011, Israel ha llevado a cabo cientos de ataques contra posiciones militares del gobierno de Bashar Al Asad, pero también contra sus aliados, Irán y el Hezbolá libanés, enemigos declarados del Estado israelí, con el objetivo de evitar que Siria se convierta en un puesto de avanzada de Teherán.
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Base militar reconquistada
Muestra de las tensiones entre Siria y Turquía, enfrentamientos de una violencia inédita opusieron a principios de febrero a los soldados turcos y a las fuerzas sirias en el noroeste.Siria insiste en su intención de reconquistar toda la provincia de Idlib, su última gran batalla estratégica ahora que controla más del 70% del país.
Los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham, (HTS, exrama siria de Al Qaida), dominan más de la mitad de la provincia así como sectores adyacentes de las de Alepo, Hama y Lataquia.
Las fuerzas del régimen continuaban su avance el viernes, tras haber reconquistado la base 46, situada a 12 kilómetros al oeste de la ciudad de Alepo, al término de 'violentos combates' contra los yihadistas y rebeldes, según el OSDH.
Fuerzas turcas se encontraban en esta base, pero se retiraron el jueves, indicó la misma fuente.
Antes de caer en manos rebeldes en 2012, la base era una las últimas plazas fuertes del régimen en el noroeste.
Más de 800 mil desplazados
El avance del régimen persigue el objetivo de establecer 'un cinturón de seguridad' alrededor de la carretera que une Alepo y Damasco, que el poder recuperó esta semana, señaló el OSDH.Las fuerzas del régimen 'deben conquistar las localidades de Orum al Kobra y de Kafr Naha', en la provincia de Alepo, al oeste de la carretera, según él. Se encuentran ahora a 2 km de Orum al Kobra. Igualmente están a menos de 5 km de Atareb, indicó la oenegé.
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Desde diciembre, los combates han desplazado a más de 800.000 personas, según la ONU. Más de 380 civiles murieron desde mediados del mismo mes, de acuerdo con el OSDH.
La guerra en Siria ha causado más de 380.000 muertos desde su inicio en marzo de 2011.