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Diálogo en Nicaragua sin tratar adelanto de comicios mientras violencia crece

Las protestas iniciaron el 18 de abril contra la reforma a la seguridad social pero, tras las muertes de jóvenes en la represión de las marchas, se ampliaron para exigir justicia y la salida de Ortega

25.06.2018

MANAGUA, NICARAGUA

El diálogo en Nicaragua se reanudó el lunes sin que el gobierno responda aún a la propuesta de adelantar las elecciones, mientras recrudece la violencia que deja unos 210 muertos en dos meses de protestas contra el presidente Daniel Ortega.

La primera jornada de esta ronda de conversaciones entre el gobierno y la opositora Asociación Cívica por la Justicia y la Democracia cerró sin avances, al tiempo que se registraron fuertes operativos de policías, parapolicías y paramilitares en varias ciudades.

'Lo que vimos es que no hay apertura, ni voluntad política para este tema' del adelanto de comicios, afirmó en rueda de prensa Daisy George, representante en el diálogo de la Alianza Cívica, que reúne a grupos de la sociedad civil.

Los obispos, mediadores del diálogo, propusieron el 7 de junio a Ortega -cuyo tercer mandato consecutivo concluye en enero de 2022- adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019, para bajar la tensión del país.

'No quisieron dar ninguna respuesta (...) El gobierno sigue evadiendo la respuesta', dijo el académico Carlos Tünnermann, de la Alianza, al recordar que la Iglesia pidió a Ortega responder formalmente a la petición.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) anunció que el cardenal Leopoldo Brenes viajará el martes a Roma con el obispo de la Arquidiócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, para informar al papa Francisco sobre la 'situación doliente y sufriente' del país y el avance del diálogo.

'Hemos insistido en la importancia de que el señor presidente nos responda (...) sobre las elecciones anticipadas para tener más agilidad en el diálogo. Estamos esperando la voluntad política', declaró Álvarez, al terminar la reunión.

Las protestas iniciaron el 18 de abril contra la reforma a la seguridad social pero, tras las muertes de jóvenes en la represión de las marchas, se ampliaron para exigir justicia y la salida de Ortega, al que acusan de forjar, con su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, una dictadura.