El presidente estadounidense Donald Trump firmaría el lunes una nueva versión de su decreto sobre la inmigración, suspendido por la justicia tras haber suscitado una enorme controversia y haber sembrado el caos en los aeropuertos del país, informó un medio de comunicación.
El mandatario firmará el nuevo decreto en el Departamento de Seguridad Interior, señaló la publicación Politico citando a altos funcionarios del gobierno.
Según este medio especializado en la actualidad política, no fue posible saber los cambios que Trump introducirá en el texto.
El decreto del 27 de enero prohibía el ingreso a Estados Unidos por 90 días de personas originarias de siete países de población mayoritariamente musulmana, por 120 días de los refugiados de cualquier procedencia y de los refugiados sirios de manera permanente.
La medida provocó indignación en todo el mundo y una ola de protestas en Estados Unidos, así como el caos en los aeropuertos.
El 3 de febrero un juez de Seattle bloqueó la aplicación del decreto y el 9 de febrero el tribunal de apelaciones de San Francisco mantuvo esta suspensión.
Activistas escépticos ante posible reforma migratoria
Organizaciones dedicadas a defender los derechos de los inmigrantes que residen en Estados Unidos sin autorización recibieron el miércoles con marcado escepticismo el llamado del presidente Donald Trump por una reforma legislativa que cuente con el apoyo de ambos partidos.
Mientras tanto, grupos a favor de restringir la inmigración ilegal se mostraron complacidos con las palabras del mandatario durante su primera alocución al Congreso.
La presidenta del National Council of La Raza (NCLR), Janet Murguía, dijo que mantiene una gran preocupación tras el discurso de Trump ante el Congreso debido al impacto negativo que sus decretos migratorios tienen para la comunidad hispana.
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Desde su llegada en enero a la Casa Blanca, Trump ordenó intensificar las deportaciones de inmigrantes no autorizados, negar fondos federales a los gobiernos locales que rehúsen cooperar con autoridades migratorias y construir un muro a lo largo de la frontera con México, pero la noche del martes, el presidente se mostró por primera vez abierto a la posibilidad de una reforma migratoria si republicanos y demócratas pueden trabajar juntos.
El director de America's Voice, Frank Sharry, acusó a Trump de adoptar con su llamado a una reforma migratoria 'una estrategia cínica de xenofobia implacable' porque, a su juicio, sólo ofreció deportaciones para inmigrantes sin autorización y continuó tipificando a los inmigrantes como delincuentes.
Por su parte, el director de National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO), Arturo Vargas, no criticó el discurso sino que aseveró que 'poner fin al discurso alarmista y dañino que ha buscado separarnos en vez de unirnos debe ser el próximo paso mientras nos preparamos para trabajar con el Congreso para convertir las palabras en hechos'.
Javier Palomarez, presidente de la cámara hispana de Comercio, dijo sumarse al llamado del presidente Trump para que los líderes legislativos 'trabajen juntos y hallen una solución de mutuo acuerdo'.
La última vez que el Congreso intentó reformar las leyes migratorias fue en 2013, después de que los votantes hispanos contribuyeran decisivamente a la reelección del expresidente Barack Obama. El Senado aprobó un proyecto de ley que incluía la opción de la naturalización de los inmigrantes sin autorización, pero la iniciativa naufragó en la cámara baja.
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Al otro lado del debate migratorio, la Federation for American Immigration Reform (FAIR) y NumbersUSA expresaron su beneplácito con Trump por haber expresado su intención de reformar el sistema migratorio para privilegiar los méritos y las aptitudes profesionales, por encima de trabajadores poco cualificados.
El presidente de NumbersUSA Roy Beck consideró que ese comentario del presidente Trump 'apoya tácitamente' un proyecto de ley del senador republicano Tom Cotton, que busca eliminar las categorías de visa que no tienen en cuenta las aptitudes profesionales del inmigrante.
La iniciativa de ley presentada el mes pasado junto al también republicano David Perdue aspira reducir a la mitad al cabo de una década la cantidad de 1.051.031 inmigrantes que ingresaron legalmente a Estados Unidos en 2015.Además, reduciría la inmigración legal impidiendo a ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes que gestionen visas para parientes adultos que no sean cónyuges, eliminando la lotería que adjudica 50.000 residencias permanentes cada año para destinarlas a refugiados.
La directora del National Immigration Law Center Marielena Hincapié calificó como 'radical' un cambio a la filosofía del sistema migratorio estadounidense, que actualmente privilegia la reunificación familiar. 'La historia del sueño americano es sobre inmigrantes que vienen con poca educación y aquí salen adelante y son genios', dijo.