La convención, que culmina el jueves cuando Biden acepte la nominación para enfrentarse a Trump el 3 de noviembre, es para los demócratas el verdadero pistoletazo de salida de la campaña presidencial.
El presidente, sin embargo, no hay nada que ame más que robarse el espectáculo.
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Por eso, cuando el lunes empiece la cita demócrata, ya de bajo perfil debido a las precauciones contra el coronavirus, Trump arrancará una gira de campaña en la que tiene previstos mítines en los estados de Wisconsin y Minnesota.
Trump regresará al Air Force One el martes para hablar en Arizona. Y el jueves, el momento más importante en la vida política de Biden, Trump tratará de trolear al máximo a su rival con un discurso cerca de Scranton, Pensilvania, la ciudad obrera donde creció Biden y a la que todavía se refiere como su hogar espiritual.
Según la campaña de Trump, el tema de la gira de esta semana será 'destacar el historial de fracasos de Joe Biden'.
- ¿Funcionará? -
Trump considera que saca lo mejor de sí frente al público.A pesar de que también tuvo que cancelar su gran convención republicana por el coronavirus, todavía tiene previsto dar un discurso con invitados en la Casa Blanca dentro de dos semanas.
Pero salir de gira acarrea riesgos.
El último intento de Trump de organizar un mitin, un evento en Oklahoma en junio, fue un fracaso por la poca presencia de seguidores.
Y esta semana tendrá la competencia de las estrellas demócratas, ávidas por dejar al presidente sin un segundo mandato.
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Ente ellas estarán Michelle Obama y Bernie Sanders, el lunes, luego Barack Obama y la nueva elección vicepresidencial de Biden, Harris, el miércoles.
¿Y si Trump acaba dando alas a sus oponentes?
'El mayor problema para el presidente Trump en este momento es que cuanto más habla, peor lo hace', dijo a CNN Julian Zelizer, profesor de política de la Universidad de Princeton.
'No estoy seguro de que una mayor presencia del presidente Trump en los próximos días perjudique necesariamente a los demócratas. Podría ser exactamente lo que necesitan'.
- Dificultad para dar en el blanco -
Un veterano de la telerrealidad y una suerte de genio de la autopromoción, Trump entró en política con la habilidad de identificar puntos débiles de oponentes y convertirlos en temas centrales de campaña.En 2016, su frase de 'deshonesta Hillary' enganchó. Trump protagonizó escenas desagradables y sin precedentes, animando a la multitud a gritar 'enciérrenla'.
Los más tradicionales estaban horrorizados, pero el republicano aprovechaba la desconfianza generalizada hacia el apellido Clinton, y sus ataques, por crudos que fueran, hirieron a su oponente.
Durante las primarias demócratas, Trump también puso apodos insultantes pero pegadizos para los que muchos pensaban eran los candidatos más fuertes: a Sanders le llamaba 'Loco Bernie', y a Elizabeth Warren, 'Pocahontas'.
Contra Biden y Harris, sin embargo, el presidente parece menos seguro de sí mismo.
El dúo es del centro del Partido Demócrata, lo que los convierte en objetivos mucho más escurridizos. Y, en particular, Harris parece preocupar al presidente.
Como exfiscal, la compañera de fórmula de Biden no encaja en el mensaje central de su campaña sobre la supuesta debilidad de los demócratas para combatir el crimen. Los adjetivos que le ha dedicado, como 'desagradable' e 'irrespetuosa', no parece que le vayan a hacer ganar adeptas entre el electorado femenino.
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Una encuesta de la cadena ABC y el diario The Washington Post reveló el domingo que el 54% de los estadounidenses aprueba a Harris y solo el 29% no.
Trump también parece estar dudando sobre cómo abordar a Biden.
Durante meses ha promovido la opinión de que el exvicepresidente de Obama, a quien apoda 'Joe el dormilón', es senil y no apto para el cargo. Sin embargo, las encuestas continúan mostrando al demócrata con ventaja en los estados indecisos e incluso amenaza con imponerse en bastiones republicanos.
Reflejo de su frustración, Trump se dirigió a una multitud de simpatizantes del Departamento de Policía de Nueva York el viernes en busca de ayuda y les preguntó sobre el apodo de su rival.
'¿Cuál es mejor, 'Joe el dormilón' o 'Joe el lento'?', preguntó. 'Voy de un lado a otro'.
Los gritos por 'Joe el dormilón' se sintieron más y el presidente asintió. 'Es lo que pensaba', dijo.