TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El presidente de Chile, Sebastián Piñera, y su par de Estados Unidos, Donald Trump, comparten el criterio de que en Venezuela no hay una democracia, y que urgen medidas regionales para ayudar al pueblo de este país.
Para Trump, “Venezuela es un desastre. Eso hay que limpiarlo y hay que hacerse cargo de la gente”, aunque Piñera dijo estar de acuerdo, solo diverge de la opinión del mandatario estadounidense sobre una posible intervención militar en ese país.
“Tenemos un diagnóstico muy compartido, Venezuela no es una democracia”, afirmó Piñera, tras reunirse con Trump en la Casa Blanca.
En ese sentido, Piñera fue tajante: “Venezuela no es una democracia, es un país que está viviendo una tremenda crisis política, económica, social y humanitaria”.
Trump considera que no importa cómo, pero que “todas las opciones están en la mesa, todas. Las fuertes y las menos fuertes”. Estas declaraciones fueron rechazadas por Caracas y dijeron que se trataba de injerencia en los asuntos de Venezuela.
Resolución histórica
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó una resolución histórica que pide al gobierno de Venezuela que acepte la “ayuda humanitaria” ante la severa crisis en el país petrolero.
El texto había sido propuesto por varios países latinoamericanos, entre ellos Argentina, Perú, Chile, Colombia, y también Canadá. Fue adoptado por 23 de los 47 Estados representados en el Consejo.
Desde la tribuna de la ONU, Piñera también abogó por que se permita la entrada de ayuda humanitaria al país.
Venezuela “está viviendo una tragedia porque sus habitantes están huyendo de condiciones ínfimas y precarias de existencia”, dijo el presidente chileno. Recordó además la generosidad de Venezuela para recibir y proteger a miles de exiliados políticos latinoamericanos en las décadas de 1970 y 1980, y aseguró que su país recibirá a inmigrantes venezolanos, dentro de la legalidad.
El gobierno de Piñera impulsó este año una “visa de responsabilidad democrática” para inmigrantes venezolanos.
Venezuela atraviesa una aguda crisis económica desde que se intensificó la caída de los precios del crudo entre 2014 y 2016. La debacle se caracteriza, además de la hiperinflación, por una severa escasez de alimentos y medicinas. Según la ONU, unos 2.3 millones de venezolanos (7.5% de la población de 30.6 millones) vive en el exterior, de los cuales 1.6 millones han emigrado desde 2015.
Maduro en cambio solo considera que se trata de una enorma campaña mediática contra su gobierno y la imagen del país.