Washington, Estados Unidos
El presidente Donald Trump presentó este lunes su esperado plan de infraestructura, una iniciativa de 1,5 billones de dólares que cumpliría varias promesas electorales. Sin embargo, el proyecto depende en buena parte de que gobiernos estatales y locales aporten mucho del financiamiento.
En Twitter, el mandatario declaró: “será una gran semana para infraestructura. Después de haber gastado 7 billones de dólares estúpidamente en el Medio Oriente, ¡Es hora de invertir en NUESTRO país!”.
Trump se reunirá en las próximas horas con funcionarios estatales y locales a fin de recabar apoyo a la iniciativa.
El proyecto implica inverti r 200.000 millones de dólares en fondos federales para estimular el gasto público a nivel local y estatal, a fin de reparar la infraestructura del país tales como calles, carreteras, puertos y aeropuertos.
Trump ha culpado varias veces al “ruinoso” estado de las carreteras y autopistas del país por impedir que la economía estadounidense alcance todo su potencial.
Muchos en Washington creen que Trump debería haber comenzado su mandato hace un año con una iniciativa en este terreno que podría haber logrado apoyo bipartidista, o al menos colocar a los demócratas en una posición difícil por oponerse a una medida popular.
Pero el equipo de Trump decidió comenzar su período tratando de derogar la reforma al sistema de salud, y desde allí las relaciones con los demócratas sólo han empeorado en un año contencioso y turbulento. El gobierno ya antes había anunciado “semanas dedicadas a la infraestructura” en junio y en agosto, pero las intenciones quedaron descarriladas por otros sucesos y controversias.
Esta vez, la Casa Blanca está lidiando con las repercusiones de la renuncia de un asesor presidencial acusado de haber maltratado a sus dos exesposas, un tema que ha dominado la conversación política en los últimos días.
Y no está para nada cierto que el plan de infraestructura prosperará en un Congreso agudamente polarizado, que apenas se recupera de dos breves cierres del gobierno y está por centrar su atención en el tema de la inmigración.
Fuentes oficiales dicen que el plan contiene dos partes básicas: una prevé nuevas inversiones y la agilización de procesos para reparar carreteras y aeropuertos, y otra estipula la modificación de la burocracia para que no tarde tanto el obtener el permiso para iniciar un proyecto de esos. Las fuentes informaron que los 200.000 millones de dólares en fondos federales provendrán de recortes en otros programas nacionales.
La mitad del dinero iría a concesiones para transporte, suministro de agua, medidas antiinundaciones y limpieza de las zonas más contaminadas, entre otros proyectos.
El presidente Donald Trump presentó este lunes su esperado plan de infraestructura, una iniciativa de 1,5 billones de dólares que cumpliría varias promesas electorales. Sin embargo, el proyecto depende en buena parte de que gobiernos estatales y locales aporten mucho del financiamiento.
En Twitter, el mandatario declaró: “será una gran semana para infraestructura. Después de haber gastado 7 billones de dólares estúpidamente en el Medio Oriente, ¡Es hora de invertir en NUESTRO país!”.
Trump se reunirá en las próximas horas con funcionarios estatales y locales a fin de recabar apoyo a la iniciativa.
El proyecto implica inverti r 200.000 millones de dólares en fondos federales para estimular el gasto público a nivel local y estatal, a fin de reparar la infraestructura del país tales como calles, carreteras, puertos y aeropuertos.
Trump ha culpado varias veces al “ruinoso” estado de las carreteras y autopistas del país por impedir que la economía estadounidense alcance todo su potencial.
Muchos en Washington creen que Trump debería haber comenzado su mandato hace un año con una iniciativa en este terreno que podría haber logrado apoyo bipartidista, o al menos colocar a los demócratas en una posición difícil por oponerse a una medida popular.
Pero el equipo de Trump decidió comenzar su período tratando de derogar la reforma al sistema de salud, y desde allí las relaciones con los demócratas sólo han empeorado en un año contencioso y turbulento. El gobierno ya antes había anunciado “semanas dedicadas a la infraestructura” en junio y en agosto, pero las intenciones quedaron descarriladas por otros sucesos y controversias.
Esta vez, la Casa Blanca está lidiando con las repercusiones de la renuncia de un asesor presidencial acusado de haber maltratado a sus dos exesposas, un tema que ha dominado la conversación política en los últimos días.
Y no está para nada cierto que el plan de infraestructura prosperará en un Congreso agudamente polarizado, que apenas se recupera de dos breves cierres del gobierno y está por centrar su atención en el tema de la inmigración.
Fuentes oficiales dicen que el plan contiene dos partes básicas: una prevé nuevas inversiones y la agilización de procesos para reparar carreteras y aeropuertos, y otra estipula la modificación de la burocracia para que no tarde tanto el obtener el permiso para iniciar un proyecto de esos. Las fuentes informaron que los 200.000 millones de dólares en fondos federales provendrán de recortes en otros programas nacionales.
La mitad del dinero iría a concesiones para transporte, suministro de agua, medidas antiinundaciones y limpieza de las zonas más contaminadas, entre otros proyectos.
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