Barack Obama, gran admirador del 16° presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, comparte con él un profundo gusto por la lectura que fue, según afirma, un refugio saludable durante sus dos mandatos a la cabeza de la primera potencia mundial.
'En un momento en el que los acontecimientos se encadenan tan rápidamente y donde se transmite tal cantidad de información, hay dos cosas que han sido para mi de valor inestimable: la posibilidad de reducir el ritmo (...) y la de ponerse en el lugar del otro', explicó el 44º inquilino de la Casa Blanca en una larga entrevista al diario The New York Times, publicada el lunes.
Los libros, '¿han hecho de mi un mejor presidente? No puedo decirlo', indicó. 'Pero lo que sé es que me permitieron mantener una especie de equilibrio a lo largo de los ocho años porque (la presidencia) es un lugar donde las cosas llegan constantemente y duramente sin descanso'.
Al ser preguntado sobre los libros a los que recurrió en los momentos difíciles -desde la gestión de la crisis financiera que puso a la economía al borde el precipicio hasta el tiroteo en una escuela primaria de Newton (Connecticut, noreste) en el que 20 niños, de 6 y 7 años, fueron fríamente abatidos -, el presidente recordó que el ejercicio del poder puede aislar.
'A veces me ha resultado muy útil hacer un salto en la historia y acceder a gente que se ha sentido aislada de la misma manera', explica, citando, por supuesto, a Abraham Lincoln, pero también a Martin Luther King Jr., Gandhi o Nelson Mandela. 'Churchill es un buen escritor. Y adoro leer a Teddy Roosevelt', añadió.
Las biografías de sus predecesores le han ayudado también a resistir la tentación de pensar que 'todo lo que sucede en un momento dado es absolutamente sin precedente, ya sea desastroso o formidable'.
'Siempre está bien también pensar en (Franklin) Roosevelt tratando de abrirse camino a través de la Segunda Guerra Mundial', señaló el presidente, que lee una hora cada noche.
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Shakespeare y Naipaul
En su libro 'Dreams from my father' (Sueños de mi padre), publicado en 1985, el joven Obama había evocado como lecturas de adolescencia James Baldwin, Richard Wright, W.E.B Du Bois o Malcolm X, para el aprendizaje y la comprensión de lo 'que es ser un hombre negro en Estados Unidos'.
Más tarde, acudió a los filósofos, desde San Agustín hasta Nietzsche, pasando por Jean Paul Sartre.
¿Cuáles son sus autores de referencia? Shakespeare, responde el presidente sin dudar. 'Como la mayoría de los estudiantes de secundaria, cuando nos hicieron leerlo, pensé 'Qué aburrimiento', pero más tarde asistí a un curso absolutamente fascinante en la universidad y me sumergí en su obra'.
Este antiguo profesor de Derecho, que cada Navidad visita con su hijas Malia y Sasha la librería independiente 'Politics and Prose' de Washington, menciona también al escritor británico de origen trinitense-hindú y Premio Nobel de Literatura en 2001, V.S. Naipaul, un autor del que no siempre comparte la visión de la vida y del mundo, pero cuyos escritos constituyen referencias para él.
Después de haber consagrado la gran parte de su tiempo durante ocho años a la escritura de sus discursos, Barack Obama pretende dedicarse a partir de ahora a sus memorias, basándose en un diario que ha mantenido ('no con la disciplina que hubiera querido') en la Casa Blanca, y a leer y provocar ganas de leer a los demás.
'Hay algo de singular en esto de entregarse al silencio, y de consagrar un momento a algo diferente de la música, la televisión o incluso la mejor película que haya', afirmó.