Al menos 5,278 personas fueron asesinadas en 2016 en El Salvador. Con un promedio de 81.2 muertes violentas por cada 100,000 habitantes la situación ha mejorado con respecto al año anterior, pero la nación aún se considera una de las más violentas del mundo.
El director general de la Policía Nacional Civil, comisionado Howard Cotto, confirmó el lunes en conferencia de prensa la cifra con que cerró 2016 y agregó que se registró un promedio de 14.4 muertes violentas por día, lo que implica una reducción de 1,378 homicidios en comparación con 2015, cuando confirmaron 6,665 homicidios, la mayoría perpetrados por las maras o pandillas que también están involucrados en el narcotráfico y otros delitos como extorsión.
'La reducción es de 20,9% en el tema de homicidios, lo que considero como un avance, un logro importante, en el sentido que estamos hablando de sólo nueve meses cuando se modificó la estrategia de combate a las estructuras criminales', señaló a The Associated Press el criminólogo y experto en temas de seguridad, Ricardo Sosa.
Sosa agregó que en 2015, El Salvador registró un promedio de 104 muertes violentas por cada 100,000 habitantes, que superó el registró histórico de este pequeño país centroamericano y lo confirmó como uno de los más violetos del globo.
El experto dijo también que esta reducción de las muertes violentas ahora 'le permite a El Salvador ubicarse en el número 12 en esta carrera espeluznante de que país arroja mayor cantidad de homicidios'.
14.4muertes violentas seregistraron a diario en El Salvador en 2016. |
Asimismo, destacó que el 'avance' se produce luego de una matanza de once trabajadores que se le atribuye a las pandillas y que el gobierno salvadoreño decretara estado de emergencia en siete cárceles.
De este modo, trasladaron a sus cabecillas a una cárcel de máxima seguridad y días después logró que la Asamblea Legislativa aprobara un paquete de medidas extraordinarias que afectan al sistema penitenciario y los autoriza a someter a aislamientos severos a estos criminales.
La Asamblea le otorgó mayores facultades al gobierno para evitar el flujo de tráfico de llamadas telefónicas desde los centros penales y se han contemplado medidas severas para las empresas telefónicas que no acaten la orden de bloquear las señales en los alrededores de las cárceles.
Cotto informó que en 2016 detuvieron a 33,223 personas, la mayoría miembros de estructuras de pandillas.
De éstos, 2,672 fueron detenidos por el delito de homicidio y 1,379 sujetos estuvieron vinculados a las extorsiones.
Destacó que en el año se registraron 650 balaceras con los grupos criminales en los que fallecieron 603 individuos 'que agredieron y abrieron fuego contra nuestras unidades' y fueron detenidos en esos intercambios de disparos 362 individuos.
El investigador destacó también el aumento de balaceras entre las fuerzas de seguridad y los grupos criminales y afirmó que endurecieron las acciones contras represivas, luego que en una cadena nacional de radio y televisión el presidente Salvador Sánchez Cerén cerrara toda posibilidad de dialogo con las pandillas.
'No queda duda de que de parte del gobierno hay una guerra declarada hacia las estructuras y en ese sentido ha habido una respuesta de las estructuras criminales en atentar contra los policías y militares', sostuvo.
Sosa expresó también preocupación por las crecientes denuncias de abuso de las fuerzas de seguridad y los militares y la posible participación en matanzas de pandilleros.
Para el investigador, estas denuncias deben ser investigadas, pero señaló que el problema es que las indagaciones dependen de los altos mandos de la policía y de la fuerza armada, lo que complica más la posibilidad de transparencia y poder someter a la justicia a los responsables.
En El Salvador, las pandillas establecidas en barrios populosos y comunidades están integradas por más de 60,000 jóvenes y adultos.
Más de 13,000 están presos. Sus principales cabecillas están en una cárcel de máxima seguridad y según las autoridades, están involucrados en la mayoría de los crímenes que se cometen en el país.