Arellano en esa época estaba cubriendo para el New York Post a los candidatos de la elección de la alcaldía de esa ciudad y cuando regresó al diario comenzaron a sonar la alarmas del primer ataque contra la Torre Norte.
Este ecuatoriano recuerda que normalmente le tomaba unos 35 minutos llegar del diario hasta el World Trade Center, pero en esta ocasión llegó en menos de 12 minutos.
Apenas llegó, comenzó a capturar expresiones de pánico, a los rescatistas en su labor y se acercó al pie de las torres.
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Arellano cuenta que con sus dos cámaras en manos comenzó a capturar el trágico incidente. Las personas lloraba y gritaban, había humo, caos y desesperación, pero fue cuando levantó la mirada que su vida quedó marcada.
Las personas saltaban desde las torres, algo aún más impresionante que la misma caída de los edificios, asegura el fotógrafo que ahora tiene 77 años.
Fotografió a trece personas, entre ellas, hombres y mujeres que se lanzaban sin zapatos. Unos con los brazos abiertos, otros abrazándose, de espalda o con pañuelo en mano.
“Yo vi los cuerpos caer, el primero lo tomé en el aire y cometí el error de ver el cuerpo y me causó una impresión muy fuerte. El cuerpecito se deshizo y el resto se esparció. Los doce restantes tomaba en el aire y cerraba los ojos cuando iban a chocar con el piso. Fue lo peor, como 17 años duró en mi mente”, relató.
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Casi muere en aplastado
Mientras hacía su trabajo, Arellano escuchó a los rescatistas pedirle a las personas que se alejaran de la zona porque las torres iban a caer, pero él pensó que era mentira y siguió capturando las duras escenas.Minutos después escuchó un fuerte estruendo y corrió a refugiarse junto a uno de los bomberos y fue así que logró salvarse y tomar el momento en que la Torre Sur colapsó.
'Me cubrió la nube de polvo. Mientras eso suscitaba, en mi mente se proyectó una película de mi vida, junto a mi esposa, padres e hijos', contó.
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Una vez que salió de todo fue hasta la Torre Norte para seguir tomando instantáneas cuando de nuevo escuchó un terrible estruendo que lo hizo correr lo más que pudo pero terminó siendo lanzado por la fuerza del desplome y se lastimó la rodilla.
Cuando los rescatistas lo vieron herido le dijeron que ya no podía seguir en el lugar y que debía buscar atención médica, pero Arellano decidió ir al diario para poder entregar el material, pero cuando sus jefes lo vieron lo enviaron al hospital donde finalmente se dio cuenta que se trató de una atentado terrorista.
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