PARÍS, FRANCIA.- La invasión rusa a Ucrania alteró hace un año el orden mundial, acelerando las fracturas de la globalización, e impulsó su refundación con base en una lógica de bloques con Rusia en la órbita china y Europa en la estadounidense.
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La guerra aumentó la tensión y aceleró la marcha hacia la consolidación de grandes bloques alrededor de Pekín y Washington, Asia Central, Cáucaso, Balcanes, África, Indo-Pacífico...
Varias regiones son escenario de silenciosas luchas de influencia -económica, militar o diplomática- entre potencias como China, la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia o Turquía.
El conflicto debilitó por ejemplo la posición rusa en sus antiguas repúblicas de Asia Central y dio a Turquía grandes oportunidades diplomáticas. China, que se ve primera potencia mundial en 2049, se pregunta, al igual que Estados Unidos, cómo inscribir esta guerra en su agenda.
Pekín apoya a la Rusia de Vladimir Putin, aunque intenta que su posición aparezca como aceptable por los occidentales, que en su mayoría apoyan a Ucrania.