MULLHOUSE, FRANCIA.- La tarde del viernes 9 de julio de 1982 Kalinka Bamberski, una adolescente de 14 años, disfrutaba un verano en su casa, sin saber que sería el último.
La joven era una saludable deportista y pasaba sus vacaciones en la casa de su madre Danièle y su padrastro, el influyente cardiólogo Dieter Krombach.
Apenas terminaron de cenar, Krombach tomó una jeringa de su maletín y le ofreció a Kalinka una inyección para “prolongar su bronceado”. Él le aplicó la dosis de hierro y cobalto en el brazo derecho y antes de irse a dormir pidió a la joven que apagará las luces de la casa a media noche.
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Fue el mismo médico quien a la mañana siguiente encontró a Kalinka inmóvil en su cama y la intentó revivir administrándole varios medicamentos en sucesivas aplicaciones. Como no obtuvo respuesta llamó a emergencias y pidió que enviarán ambulancias.
Los paramédicos le dijeron a la pareja que ya era demasiado tarde, porque el cuerpo ya presentaba una rigidez mortal. Los auxiliares observaron jeringas en el suelo y le preguntaron de qué se trataba. El cardiólogo dijo que aplicó calcio y, luego sugirió que la muerte podría deberse a “un golpe de calor”.
La mañana del 10 de julio la madre de Kalinka llamó a su padre, André Baberski, que vivía en Pechbusque, Francia, para darle la fatídica noticia. Ella le dijo que la joven había muerto después de un shock producto de insolación, pero Baberski no entendía como una persona sana podría terminar muerta por tal causa.
Luego de eso hubo una investigación en Alemania, se interrogó al padrastro por teléfono, se pidió una autopsia del cadáver, pero cerraron el caso en agosto del mismo año.
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La autopsia
Bamberski quedó inconforme con el resultado, los peritos sostenían que no podían determinar la causa de la muerte, aparte, encontraron indicios que parecían sospechosos, por ejemplo, que la joven tenía varias marcas de inyecciones, que había lastimaduras en el lado derecho de sus genitales, sangre fresca y una sustancia blancuzca que no fue testeada.
El hombre destrozado buscó apoyo en expertos en medicinal legal en Francia, sospechaba que su hija había sido drogada para luego ser abusa sexualmente.
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La Cacería
El padre presentó una denuncia penal en Francia contra Krombach en 1984, luego un juez autorizó la exhumación del cadáver de la joven y los forenses concluyeron que había muerto a causa de la inyección.
Luego de 11 años Bamberski consiguió una pena de 15 años para el asesino de su hija, sin embargo, no se encontraba en el país y burló la justicia.
Desde ese punto el padre de la joven empezó a acechar a Krombach, contrataba investigadores privados para encontrar la ubicación del hombre e incluso viajaba 3 o 4 veces al año para exigirle que se entregara.
Justicia por su cuenta
La justicia no llegaba a Kalinka por lo que el padre decidió orquestar un secuestro. “No quisiera que ninguno de nosotros fallezca antes de que se haga justicia. No me quedaba más remedio que suplir, parcialmente, las carencias de la justicia”.
Así fue como en el 2009 el cardiólogo Krombach apareció encadenado a la reja de un portal en la calle de Mullhouse (al este de Francia), atado de pies y manos, con golpes en el cuerpo, principalmente en la cara.
“Me siento aliviado. Estoy en paz conmigo mismo. También mi hija estará en paz. He dedicado mi vida a esta búsqueda. Asumo ahora todo lo que pueda ocurrirme. Nunca pensé matar a Krombach. Mi única sed era la de justicia”, mencionó el padre después de entregar al asesino de su hija a la justicia.
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Krombatch tuvo que enfrentar no solo su condena, sino también otro caso de una niña de 16 años que también fue anestesiada y violada.
Tras varios juicios el cardiólogo terminó siendo condenado el 22 de octubre de 2011. Fue sentenciado a 15 años de cárcel por la muerte de Kalinka.
Por su parte el padre tuvo que enfrentar cargos por secuestro, agresión y asociación con células criminales (quienes secuestraron a Krombach).
Por su parte el padre tendría que enfrentar cargos por secuestro, agresión y asociación con células criminales (quienes secuestraron a Krombach), sin embargo estaba satisfecho con el final de su vida.
En mayo de 2014 Bamberski enfrentó un juicio donde le dieron un año de cárcel y a Anton, el hombre que realizó el secuestro, tuvo que pasar un año preso, pero dijo que su familia estaba orgullosa de haber ayudado a detener al médico.
En el 2016 Krombach intentó ser liberado por razones de salud, pero su petición fue denegada. En 2018 intentó apelar a la Corte Europea de Derechos Humanos diciendo que había sido juzgado dos veces por el mismo crimen, también fue rechazado su pedido.
Por fin, fue liberado el 22 de febrero del 2020, pero su muerte lo alcanzó en poco tiempo porque murió el 12 de septiembre en un asilo de ancianos alemán.
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