BRUSELAS, BÉLGICA.- Trabajadores de Filipinas y Bangladés trabajaban en condiciones de esclavitud moderna en una obra del puerto de Amberes, en Bélgica, anunció el martes la fiscalía de la ciudad, que investiga sus condiciones de trabajo.
La fiscalía de Amberes declaró que había “55 víctimas potenciales”, la mayoría de ellos, filipinos.
Los obreros trabajaban como soldadores e instaladores de tuberías en “una dársena del puerto de Amberes” explicó un portavoz de la fiscalía.
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“Ganaban entre dos y cuatro euros (casi la misma cantidad en dólares) la hora, cerca de 600 euros al mes”, dijo Klaus Vanhoutte, que dirige un centro de acogida para víctimas de esclavitud moderna.
Según Vanhoutte, un caso así, por el número de personas explotadas en un único lugar, no tiene precedentes en Bélgica.
El caso llegó a manos de la fiscalía cuando, hace unos quince días, varios obreros filipinos fueron a quejarse de su situación al consulado de su país en Amberes, explicó Vanhoutte a la AFP.
Según esta fuente, la red de tráfico que explotaba a estos trabajadores asiáticos los movió por varios países europeos, pues “tienen permisos de trabajo para Hungría y Polonia”.
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“Algunos habían trabajado en Alemania, y un grupo estaba listo para partir hacia Grecia”, añadió.
“No es más que la punta del iceberg”, afirmó el ministro de Justicia belga, Vincent Van Quickenborne, citado por la agencia de prensa Belga.
El ministro explicó que, según el índice mundial de esclavitud, que elabora cada año la ONG Walk Free Foundation, en Bélgica hay “23.000 víctimas de explotación o de esclavitud moderna”.
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