Durante el caos del devastador sismo en Italia, el abrazo de su hermana le permitió a una pequeña sobrevivir.
La desgarradora historia de Giulia Rinaldo, de 9 años, y su hermana menor, Giorgia, fue contada el sábado por el obispo que ofició la misa de funeral de 35 de las 290 personas que perdieron la vida durante el movimiento telúrico del miércoles.
El obispo Giovanni D'Ercole recordó que alrededor de las 6:00 o 6:30 de la tarde del miércoles, 15 horas después del temblor, regresó a una iglesia en su diócesis en la localidad de Pescara del Tronto para recuperar el crucifijo del lugar.
A esa hora, a unos metros (yardas) de la iglesia, los bomberos retiraban a mano escombros para rescatar a las dos hermanas, agregó.
'La hermana mayor, Giulia, cubrió con su cuerpo a su hermana menor, Giorgia. Giulia, muerta, Giorgia, viva. Estaban abrazadas', señaló D'Ercole.
El obispo pronunció sus palabras debajo del crucifijo que había recuperado aquella tarde y que fue colgado en un gimnasio comunitario convertido en una capilla en momentos en que Italia observaba una jornada de luto nacional.Mientras numerosas personas despedían con lágrimas a Giulia y 34 fallecidos más con un funeral de estado, Giorgia pasaba el sábado su cuarto cumpleaños en un hospital cercano, donde se recuperaba de su odisea.
Massimo Caico, el bombero que sacó a las pequeñas, dijo al periódico italiano La Repubblica, que la posición en la que había quedado el cadáver de la niña mayor al parecer creó una bolsa de aire que permitió sobrevivir a Giorgia.
El bombero conto cuando un perro labrador negro, Leo, dio la primera señal de que había olfateado algo. Los socorristas comenzaron a cavar y lo primero que encontraron fue una muñeca, después una pierna humana fría que pertenecía a Giulia.
Caico vio que se movía el suelo 'al ritmo de lo que podía ser una respiración'.
'Quizá se abrazaron mientras dormían o por miedo, y el cuerpo de Giulia salvó a Giorgia', relató el bombero al periódico.
Según medios noticiosos italianos, Giorgia se encontraba en estado de shock y prácticamente no habla.
La niña sólo duerme, llora y pregunta por su muñeca y su madre, que también se recupera de las lesiones que sufrió a causa del sismo.