La mañana del domingo 24 de abril de 1989, el país entero se conmocionó luego de que se informara que los tres menores fueron asesinados violentamente por su madre, hecho que se perpetró al menos en tres horas.
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De acuerdo con los antecedentes, un día antes del crimen Mijangos llamó a su mejor amiga, Verónica Vázquez, para decirle que escuchaba voces y veía cosas, a lo que la mujer le contestó se que tranquilizara, que todo iba a estar bien.
Sin embargo, Vázquez jamás se imaginó lo que iba a pasar horas después, hasta que lo vio en la mañana del 24 cuando visitó la casa de su amiga en la calle Hacienda Vegil, de la colonia Jardines de la Hacienda.
Al llegar, Verónica vio las paredes de la casa llenas de sangre, lo que le preocupó aunque continuó recorriendo el lugar hasta ver el cuerpo sin vida de Alfredo, de 6 años de edad, en un charco de sangre.
Rápidamente la mujer llamó a la policía del Estado y al padre de los niños, Alfredo Castaños, quien un día antes del hecho llevó a sus tres hijos a un kermés escolar, pero los había regresado a la casa donde vivían con su madre y él se retiró.
Tras la denuncia, las autoridades ingresaron a la casa y encontraron los cadáveres de Claudia, la hija mayor de 11 años y el de María Belén de 9.
Junto al cuerpo de Belén estaba su madre dormida con sangre en la ropa y con un cuchillo junto a ella. La asesina fue enviada al hospital y tras despertar, dijo que tenía que ir por sus hijos a la escuela, que la dejaran ir.
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Alfredo Castaños y Claudia se habían dejado, el padre de los menores luchó por regresar a su hogar, pero 'La Hiena de Querétaro” no quería, ya que estaba enamorada del padre Ramón, un hombre apuesto que conoció cuando se ofreció a dar clases de ética y catecismo a los alumnos.
Según la información, ambos se enamoraron y comenzaron un romance, pero días después, tras un reclamo del director de la escuela, el padre Ramón decidió no continuar con su noviazgo, decisión que Claudia no tomó nada bien y comenzó a buscarlo y seguirlo.
Claudia entonces empezó a hablar de que escuchaba voces, que eran ángeles que le decían que tenían que estar juntos. Ella nunca perdió la esperanza de estar con el padre Ramón.
Voces asesinas
En la madrugada del 24 de abril, las voces al interior de la cabeza de quien fue reina de belleza no paraban de hablarle, le dijeron que sus niños eran demonios que impedían que estuviera con el padre Ramón. Los mató.DE INTERÉS: Temor, caos y muerte: las fotos del año en la Europa del 2020
Tras las investigaciones, la mujer fue condenada y enfrentó su proceso en el penal de Querétaro y finalmente el 19 de septiembre del 1991 fue recluida en el anexo psiquiátrico del Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, al sur de la Ciudad de México.
Luego de varios años encerrada, Claudia terminó la condena que un juez dictó por haber asesinado a sus tres hijos, pero no puede recobrar su libertad, ya que no hay nadie que acuda a firmar un documento donde se haga responsable de ella, y lo que pueda hacer.