BAGDAD, IRAK- Los iraquíes reaccionaron con indignación el miércoles por la decisión del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, de indultar a cuatro ex agentes privados de seguridad estadounidenses, condenados por matar a civiles iraquíes hace 13 años en Bagdad.
'Perdí toda esperanza hace mucho tiempo', dijo a la AFP Fares Saadi, el oficial de policía iraquí que investigó los tiroteos en la plaza Nissour, un lugar concurrido de la capital iraquí.
'Lo recuerdo como si fuera ayer. Recogí a la gente, la llevé al hospital, tomé declaraciones, pero sabía que no veríamos justicia', dijo por teléfono.
Uno de los oficiales, Nicholas Slatten, fue sentenciado a cadena perpetua.
Los cuatro estadounidenses habían sido condenados por haber participado en un tiroteo en Bagdad el 16 de septiembre de 2007, episodio sangriento que provocó un escándalo internacional, pues puso en evidencia el uso de empresas privadas por parte del ejército estadounidense. Esto aumentó el resentimiento de los iraquíes hacia Estados Unidos.
Catorce civiles iraquíes murieron y 17 resultaron heridos. Los agentes de la empresa Blackwater afirmaron haber actuado en defensa propia.
El equipo de Blackwater, contratado para garantizar la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en Irak después de la invasión de Estados Unidos en 2003, afirmó que respondió al fuego de insurgentes.
El indulto presidencial de Estados Unidos se produjo pocas semanas después de que la Corte Penal Internacional pusiera fin a una investigación preliminar sobre presuntos crímenes de guerra cometidos por tropas británicas en Irak después de la invasión.
'El último fallo confirma las violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional por parte de estos países', dijo Ali Bayati, miembro de la Comisión de Derechos Humanos de Irak.
'Otorgan inmunidad a sus soldados aunque afirman proteger los derechos humanos. Nunca ha habido un juicio sobre los muertos en Bagdad', lamentó.
'Perdí toda esperanza hace mucho tiempo', dijo a la AFP Fares Saadi, el oficial de policía iraquí que investigó los tiroteos en la plaza Nissour, un lugar concurrido de la capital iraquí.
'Lo recuerdo como si fuera ayer. Recogí a la gente, la llevé al hospital, tomé declaraciones, pero sabía que no veríamos justicia', dijo por teléfono.
Uno de los oficiales, Nicholas Slatten, fue sentenciado a cadena perpetua.
Los cuatro estadounidenses habían sido condenados por haber participado en un tiroteo en Bagdad el 16 de septiembre de 2007, episodio sangriento que provocó un escándalo internacional, pues puso en evidencia el uso de empresas privadas por parte del ejército estadounidense. Esto aumentó el resentimiento de los iraquíes hacia Estados Unidos.
Catorce civiles iraquíes murieron y 17 resultaron heridos. Los agentes de la empresa Blackwater afirmaron haber actuado en defensa propia.
El equipo de Blackwater, contratado para garantizar la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en Irak después de la invasión de Estados Unidos en 2003, afirmó que respondió al fuego de insurgentes.
El indulto presidencial de Estados Unidos se produjo pocas semanas después de que la Corte Penal Internacional pusiera fin a una investigación preliminar sobre presuntos crímenes de guerra cometidos por tropas británicas en Irak después de la invasión.
'El último fallo confirma las violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional por parte de estos países', dijo Ali Bayati, miembro de la Comisión de Derechos Humanos de Irak.
'Otorgan inmunidad a sus soldados aunque afirman proteger los derechos humanos. Nunca ha habido un juicio sobre los muertos en Bagdad', lamentó.