El policía que levantó el cuerpo sin vida del niño sirio de tres años, cuyo bote naufragó y fue encontrado en una playa turca de Bodrum, pensó en su propio hijo cuando vio a Aylan Kurdi yaciendo en la arena boca abajo.
“Cuando me acerqué al niño me dije a mí mismo 'Dios mío, espero que esté vivo' pero no mostraba señales de vida. Estaba devastado”, relató el policía Mehmet Ciplak, en sus primeras declaraciones sobre la trágica muerte de Aylan, hechas a la agencia turca de noticias Dogan.
“Tengo un niño de seis años. Cuando vi al pequeño pensé en mi hijo y me puse en el lugar de su padre. No puedo describir con palabras la visión tan triste y trágica que era aquello”, recordó.
Ciplak aseguró que nunca se dio cuenta cuando era tomada la fotografía que dio la vuelta al mundo y se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados sirios, porque dijo: “Yo estaba haciendo mi trabajo”.
En su opinión, las muertes por ahogamiento de miles de inmigrantes y refugiados que intentan alcanzar las costas europeas son una vergüenza para la humanidad.
La foto del cuerpo sin vida de Aylan, que se ahogó junto con su hermano de cinco años y su madre luego que el barco en que viajaban naufragó el miércoles pasado en el mar Egeo, ha suscitado una ola de indignación sobre la situación de los refugiados.
En el naufragio de los dos barcos, que habían salido de la localidad turca de Bodrum con destino a la isla griega de Kos, murieron en total cinco menores, incluido Aylan, además siete adultos, mientras que 15 personas fueron rescatadas con vida.
Aylan, su hermano y su madre fueron enterrados el viernes pasado por el padre de los niños, el único sobreviviente, en la ciudad siria de Kobane, ahora un símbolo de la resistencia de los kurdos sirios frente a los yihadistas del Estado Islámico.