QUITO, ECUADOR.- Su valentía no estaba en discusión, pues destacaba por sus investigaciones periodísticas, capaces de derrocar gobiernos y hacer librar órdenes de captura. Pero su último video hace creer a muchos que haber dicho una imprudencia fue la invitación para la desgracia.
El candidato a la presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio, fue asesinado el miércoles 9 de agosto de 2023, cuando salía de una concentración política en un sector de Quito, nueve días antes de las elecciones en ese país sudamericano.
Horas antes de la tragedia, el líder del Movimiento “Construye” dio un mensaje frente a un grupo de militantes políticos y pronunció un claro reto para sus adversarios.
“Aquí estoy, doña Luisa González”, comenzó diciendo en alusión a la candidata a la presidencia por el Movimiento Revolución Ciudadana, afín al expresidente Rafael Correa, “con todo el pueblo chonero en mi corazón. ¡Viva Chone, carajo! Escuchen bien, a mí me han dicho que use el chaleco (antibalas), aquí estoy, camisa sudada, carajo. Ustedes son mis chaleco antibalas, yo no necesito... ustedes son un pueblo valiente y yo soy valiente como ustedes. Ustedes son quienes me cuidan”, afirmó mientras decenas de personas lo respaldaban.
Pero en medio de la emoción por los aplausos, Villavicencio pronunció un claro desafío, que aunque de momento se desconoce si tuvo qué ver con su posterior asesinato, no ha pasado desapercibido por la trágica similitud con su crimen.
“¡Vengan, aquí estoy!, dijeron que me van a quebrar, aquí está don Villa... Que vengan los capos del narco, ¡vengan!, que vengan los sicarios, que vengan lo vacunadores. Se acabó el tiempo de la amenaza, aquí estoy yo”, añadió.
“¿Que me van a quebrar? Podrán doblarme, pero a mí nunca van a quebrarme”, agregó con el mismo tono desafiante.
El video fue posteado en su cuenta de Instagram horas antes de la tragedia y muchos ecuatorianos han reaccionado sorprendidos ante la extraña coincidencia de que le hayan arrebatado la vida.
El aspirante presidencial recibió varios impactos de bala cuando se disponía a marcharse de una actividad política. Cuando subía a su carro, varias personas gritan su nombre en apoyo y sus guardaespaldas (asignados como medida de seguridad por el riesgo que corre desde hace años, a causa de sus investigaciones y conflictos legales) se disponían a cerrar la puerta de su vehículo cuando sonaron las fuertes detonaciones.
El político ecuatoriano perdió la vida de inmediato, mientras sus simpatizantes corrían despavoridos o se lanzaban al suelo para evitar ser alcanzados por las balas.
Su esposa, Verónica Sarauz, dijo en un mensaje público que lo mataron porque “fue el único que se enfrentó a las mafias políticas y a los narcotraficantes”.
De momento no se ha revelado información sobre la identidad y el paradero de los autores materiales e intelectuales del crimen.