A Mariano Rajoy le han llovido las críticas por el descalabro de su partido en las elecciones de Cataluña, aunque paradójicamente, el presidente del gobierno español afronta 2018 reforzado frente a los secesionistas, afirman varios analistas.
Con calificativos como ' fiasco' o 'derrota', sus detractores no han dejado de criticar al dirigente conservador, después de que en las elecciones catalanas del 21 de diciembre los independentistas conservaran su mayoría en el Parlamento catalán, reducida de 72 escaños a 70, sobre un total de 135.
Los separatistas no llegaron al 50% de votos, pero los partidos defensores de la unidad de España tampoco, al contrario de lo que esperaba la mayoría de la clase política española.
El Partido Popular (PP) de Rajoy, ya de por sí débil en la región, pasó de 11 escaños en la anterior legislatura a apenas cuatro. Su gran rival por el centro-derecha, Ciudadanos, subió en cambio de 25 a 36 escaños, siendo el partido más votado. Los socialistas se estancaron, con 17 escaños.
Para muchos, Rajoy ha perdido así la apuesta que hizo al convocar las elecciones anticipadas del 21 de diciembre, después de poner Cataluña bajo tutela recurriendo por primera vez al artículo 155 de l a Constitución española.
Sin embargo, el trasfondo es más elaborado, según varios o bservadores.
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Sofocar la 'insurgencia'
En realidad, afirma Ignacio Varela, consultor político y editorialista, 'el 155 ha cumplido su papel, que no era ganar las elecciones ni darle un buen resultado electoral al PP, ni siquiera hacer desaparecer políticamente al independentismo', sino 'parar una situación de insurgencia contra la Constitución'.
Los días 6 y 7 de septiembre, los tres partidos separatistas votaron las leyes de 'desconexión' con el resto de España. El 1 de octubre organizaron el referéndum de autodeterminación, prohibido por la justicia por inconstitucional, y el 27 de octubre, la cámara proclamó unilateralmente la independencia.
Días más tarde, los propios separatistas reconocieron que no estaban preparados para hacer efectiva la independencia, y que habían subestimado la capacidad de reacción del Estado. Ahora, los dos grandes partidos separatistas han aparcado la vía unilateral.
'Se ha roto el tabú de aplicar el 155, sin que esto haya provocado una enorme rebelión', destaca el politólogo Pablo Simón, quien cree que Rajoy no dudará en volver a aplicarlo si los independentistas vulneran de nuevo la ley.
Éstos, divididos entre tres listas, van a tener además dificultades a la hora de gestionar su victoria, 'entre otras cosas porque el líder de la mayoría (el expresidente Carles Puigdemont, autoexiliado en Bélgica) está fuera, y no hay previsiones de que vuelva al país', observa Oriol Bartomeus, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona.
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La veleta del voto útil
Para Ignacio Varela, las elecciones tendrán en cualquier caso un coste para Rajoy: por un lado, habrá 'una gran tentación para los votantes del PP de trasladar su voto a Ciudadanos', y por otro, su gobierno, minoritario en el Parlamento, se verá aún más debilitado.
Concretamente, pronostica Varela, lo va a tener difícil para conseguir el apoyo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), al que necesita para sacar adelante los Presupuestos de 2018, mientras los dirigentes nacionalistas catalanes sigan en el banquillo de los acusados.
Antón Losada, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Santiago de Compostela, lo ve de otra forma: según él, el líder del PNV, Íñigo Urkullu, necesitado de los votos del PP para continuar gobernando en el País Vasco, no vinculará su suerte a la de los separatistas.
Urkullu, argumenta Losada, considera que ha cumplido 'su cuota de solidaridad con lo que está pasando en Cataluña', después de hacer de mediador oficioso en octubre entre Madrid y Puigdemont.
Oriol Bartomeus relativiza, al igual que Antón Losada, la amenaza que Ciudadanos pueda representar a nivel nacional para el PP.
La dinámica de voto útil que favoreció en Cataluña a Ciudadanos, 'porque era la fuerza que podía ganar, se producirá a favor del PP en las elecciones generales' de 2020, asegura Bartomeus.
En el extranjero, Rajoy ha gozado de un apoyo unánime de sus colegas, y 'a ningún gobierno de la Unión Europea (UE) le interesa meterse en este follón', añade Losada.
El año 2018 será difícil para Rajoy, que desde su llegada al poder en 2011 sobrevivió a la crisis económica y al sinfín de escándalos de corrupción en su partido, y ganó dos elecciones legislativas.
No obstante, '¿cuándo no ha tenido Rajoy un año difícil?', se pregunta Losada, que le ha dedicado un ensayo. 'Yo creo que va a conseguir acabar la legislatura', en 2020.
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