Trump dijo en una conferencia de prensa el miércoles que: “Veremos qué pasa”, en respuesta a una pregunta sobre si respetaría los resultados. “Saben que me he estado quejando muy fuertemente sobre las boletas, y las boletas son un desastre”.
Mitch McConnell y otros líderes del Partido Republicano no titubearon a la hora de comprometerse con una transferencia pacífica si Trump pierde.
“El ganador de la elección del 3 de noviembre será juramentado el 20 de enero”, dijo McConnell, líder de la mayoría senatorial, en un tuit. “Va a haber una transición ordenada, como la ha habido cada cuatro años desde 1792”.
La presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, calificó de “realmente lamentable” que el presidente de Estados Unidos siquiera crease esa interrogante. “¿Qué pensarían los fundadores del país?”, preguntó.
“Cálmese, señor presidente”, declaró Pelosi en una conferencia de prensa.
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Le recordó a Trump que Estados Unidos no es Corea del Norte, Rusia, Arabia Saudí u otro país con los dictadores que él admira.
“Usted está en Estados Unidos de América. Es una democracia”, aseveró Pelosi. “Así que por qué no trata por un momento de respetar nuestro juramento a la Constitución de Estados Unidos”.
Añadió que confía en que los votantes en Estados Unidos depositaran sus boletas y elegirán al presidente.
Ningún legislador republicano defendió a Trump.
El senador Lindsay Graham, aliado de Trump y jefe de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado, declaró el jueves al programa “Fox & Friends” que “si los republicanos perdemos, aceptaremos los resultados. Si la Corte Suprema falla en favor de Joe Biden, yo aceptaré el resultado”.
La representante republicana Liz Cheney, una de las líderes de la minoría en la Cámara de Representantes, tuiteó: “La transferencia pacífica del poder está consagrada en la Constitución y es fundamental para la supervivencia de nuestra República. Los líderes del país prestamos juramento a la Constitución. Nosotros sostendremos ese juramento”.
El veterano senador republicano Richard Shelby, jefe de la Comisión de Asignaciones Presupuestarias, indicó: “Siempre hemos tenido una transición pacífica del poder. Es uno de nuestros sellos distintivos. Y pienso que este año no será una excepción”.
Es sumamente inusual que un presidente exprese desconfianza en el proceso electoral de la democracia estadounidense. Pero hace cuatro años, Trump se negó a comprometerse a aceptar los resultados electorales si Hillary Clinton, su rival demócrata, ganaba.
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A Biden, su oponente demócrata actual, se le preguntó sobre los comentarios de Trump tras llegar a Wilmington, Delaware, el miércoles por la noche.
“¿En qué país estamos?”, preguntó con tono incrédulo, y añadió: “Estoy bromeando. Mira,
Él dice las cosas más irracionales. No sé qué decirles sobre eso. Pero no me sorprende”.
Trump ha estado manteniendo una campaña contra la votación por correo, tuiteando y hablando críticamente sobre el sistema. Más estados están alentando la votación por correo para mantener a salvo a las personas en medio de la pandemia.
El presidente, quien vota por correo, ha tratado de establecer una distinción entre los estados que envían automáticamente boletas a todos los votantes registrados y aquellos que, como Florida, las envían solamente a los votantes que las solicitan.
Trump ha dicho sin evidencia alguna que las votaciones masivas por correo llevarían a un fraude enorme. Los cinco estados que usualmente envían boletas a todos los votantes no han registrado fraude significativo.