Moscú, Rusia.- Rusia aseguró este jueves que ha entrado en contacto con representantes del Organismo de la Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, HTS, en árabe), la coalición insurgente que derrocó al presidente sirio Bachar al Asad.
“Hemos establecido contacto, por supuesto. Con el comité político que trabaja ahora en uno de los hoteles de Damasco. Allí se reúnen con representantes de la comunidad diplomática”, comentó Mijaíl Bogdánov, viceministro de Exteriores, a la prensa local.
Los funcionarios de la Embajada rusa abordaron con el grupo islamista la garantía de la seguridad de la legación y de los ciudadanos rusos que aún permanecen en el país árabe.
“Estos contactos tienen lugar en una atmósfera constructiva y esperamos que los representantes que tienen la responsabilidad por la situación en la ciudad cumplan con todas sus obligaciones”, dijo, en alusión a la necesidad de prevenir “cualquier exceso” en Damasco.
En cuanto a las bases militares rusas en Siria, el diplomático aseguró que “se quedan allí donde están, en territorio sirio”.
“No se ha tomado ninguna otra decisión. Las bases estaban allí a petición de las autoridades sirias. Su objetivo es la lucha contra los terroristas, contra el Estado Islámico”, señaló.
Bogdánov dio por hecho que todos están de acuerdo en que la guerra contra el Estado Islámico “no ha terminado” y resaltó “el importante papel” jugado por las bases rusas “en la lucha común contra el terrorismo internacional”.
Al respecto, Ahmed al Charaa, líder del HTS más conocido con el nombre de guerra de Abu Mohamed al Jolani, aseguró la víspera en Damasco que los rebeldes han logrado “reunificar a los sirios” ante las amenazas de “división” del país.
El HTS, heredera de la exfilial de Al Qaeda en Siria, se ha erigido como la principal figura de la vertiginosa ofensiva rebelde que en apenas dos semanas logró derrocar a Al Asad.
Rusia y los Emiratos Árabes Unidos, dos de los principales aliados del régimen junto a Irán, pidieron hoy la urgente convocatoria de una reunión internacional con el fin de garantizar la soberanía e integridad territorial de Siria.
En su opinión, la iniciativa debe partir “en breve” del enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen.
Moscú, que dio asilo a Al Asad y a su familia el pasado 8 de diciembre, ha mantenido desde su deposición una postura extremadamente prudente y se ha abstenido de tachar de terroristas a los grupos que participaron en la caída del régimen, con el objetivo de llegar a un acuerdo con las nuevas autoridades sobre el futuro de su base naval en Tartus y el aeródromo en Latakia.