Hubo un rayo de esperanza el miércoles temprano cuando la compañía eléctrica Entergy anunció que sus cuadrillas habían “encendido la energía para algunos clientes en el este de Nueva Orleans”. Aún así, los cortes de energía y agua afectaban a cientos de miles de personas.
“No tengo auto. No tengo más remedio que quedarme”, dijo Charles Harris, de 58 años, el martes mientras buscaba un lugar en el que comer en un vecindario de Nueva Orleans donde Ida arrancó postes y derribó el tendido eléctrico dos días antes.
Harris no tenía acceso a un generador y dijo que el calor estaba empezando a hacer mella. Nueva Orleans y el resto de la región estaban bajo un aviso por calor, y la previsión apunta que la combinación de altas temperaturas y humedad podría dejar una sensación térmica de 41 grados Celsius (106 Fahrenheit) el miércoles.
Las autoridades de Nueva Orleans anunciaron siete lugares en la ciudad donde la gente podía acudir por comida y para sentarse con aire acondicionado. La ciudad también utilizaba 70 autobuses de transporte urbano como centros para refrescarse y el miércoles habilitará centros de distribución de alimentos, agua y hielo con servicio hasta el vehículo, indicó la alcaldesa LaToya Cantrell.
Cantrell también ordenó un toque de queda nocturno el martes como medida para evitar la delincuencia después de que el paso del huracán dejó a la ciudad a oscuras.
La alcaldesa indicó que espera que la principal compañía de servicio eléctrico, Entergy, pueda restaurar parte del servicio en la ciudad para la tarde del miércoles pero subrayó que eso no significa una reanudación del suministro a gran escala. Cantrell añadió que los residentes podrán ver los avances, pero también reconoció que habrá más días de frustración.
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“Sabemos que hace calor. Sabemos que no tenemos luz y esa sigue siendo una prioridad”, dijo en una conferencia de prensa.
El gobernador, John Bel Edwards, inspeccionó el martes los daños causados por el meteoro, incluyendo inundaciones y daños estructurales en Houma, LaPlace y otras comunidades a las afueras de Nueva Orleans.
La isla de Grand Isle, que sufrió toda la furia de Ida, está “inhabitable” y todos sus edificios presentan daños, explicó la presidenta de la parroquia de Jefferson, Cynthia Lee Sheng, en una conferencia de prensa. Además, hay numerosas fugas en el sistema de diques y un fuerte olor a gas natural, agregó.
El número de muertos por el paso de la tormenta aumentó a por lo menos cuatro en Luisiana y Mississippi, incluidas dos personas que fallecieron el lunes por la noche cuando siete vehículos cayeron a un socavón de 6 metros (20 pies) de profundidad cerca de Lucedale, Mississippi, donde una autopista había colapsó luego de las lluvias torrenciales.
Edwards dijo espera que la cifra de víctimas aumente.
Más de un millón de viviendas y negocios de Luisiana y Mississippi se quedaron sin electricidad cuando Ida, con sus vientos de 240 kilómetros por hora (150 millas por hora), derribó el domingo una importante torre de transmisión, así como miles de kilómetros de líneas y cientos de subestaciones.
Aproximadamente 25.000 trabajadores estaban laborando para restablecer el suministro, pero las autoridades señalaron que podrían tardar semanas en completar la tarea.