Después de tres años y medio en la Casa Blanca, su retórica sobre el estado del país sigue siendo igualmente desoladora. Al prepararse para pronunciar su segundo discurso de aceptación en las próximas horas, el presidente enfrenta un país en crisis, azotado simultáneamente por una pandemia devastadora, una economía golpeada, un profundo malestar racial y un tremendo huracán en la costa del Golfo de México.
Aunque prometerá grandeza nacional, hay escasas expectativas de que pronuncie un mensaje destinado a unir a un electorado dividido.
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Su mensaje en 2016 fue “solo yo puedo repararlo”. Esta vez, aunque las encuestas dan ventaja al demócrata Joe Biden, se presentará como la última defensa contra las fuerzas extremistas que amenazan el “American way of life”.
Sus asesores mantienen en estricto secreto los detalles del discurso, que revisaban la noche anterior al acto en el jardín sur de la Casa Blanca. Los discursos recientes de Trump han versado sobre los anarquistas que según él ocupan las calles de las ciudades, pero los colaboradores han indicado que sus declaraciones del jueves por la noche no serán tan lóbregas como su recordado discurso de juramentación sobre la “masacre estadounidense”.
Trump describirá al país como un proyecto en desarrollo, que sin ser perfecto ha avanzado mucho. Presentará ese argumento como un contraste con los demócratas, que según él no aman a su patria. Asimismo, según sus colaboradores, hablará de los progresos logrados en la lucha contra el coronavirus, que ha ocupado un lugar secundario en la convención a pesar de que sigue matando a 1.000 personas por día en Estados Unidos.
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Pero es su manejo de la pandemia lo que ha provocado su caída a pico en las encuestas y extremado las presiones en torno a su discurso. Sus colaboradores reconocen que muy pocos seguidores de Biden cambiarán de bando, pero el objetivo del discurso es crear una “estructura de permisos” para que los republicanos que han desertado a Trump regresen al redil.
“Necesita dar a las personas que desaprueban de él una excusa para votar por él”, dijo Ari Fleischer, quien fuera secretario de prensa del presidente republicano George W. Bush.