Cleveland, Estados Unidos
El candidato republicano Donald Trump prometió el lunes en Cleveland la victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses, actuando como un bombero contra el fuego desatado por delegados rebeldes en la inauguración de la convención del partido.
'Vamos a ganar': esas fueron las únicas palabras del millonario, usualmente hablador, antes de dejar a su esposa, Melania, el escenario del Quicken Loans Arena donde será oficialmente investido el martes como candidato presidencial republicano a los comicios del 8 de noviembre.
Cleveland (Ohio), una ciudad de 400.000 habitantes bordeada por el lago Erie en el noreste del territorio estadounidense, está totalmente fortificada en previsión de numerosas manifestaciones, que hasta ahora han sido pacíficas y sin incidentes.
Ceñida en un largo vestido blanco, la tercera esposa del magnate de bienes raíces y 24 años más joven que él, comunicó, con firmeza pero moderado entusiasmo, un elogio de su marido, un hombre que 'hará una verdadera diferencia'.
'No se rinde (...) Donald es y siempre ha sido un gran líder', dijo Melania Trump retratando en 14 minutos al candidato republicano como un padre amoroso y exitoso hombre de negocios que será un presidente fuerte pero compasivo.
La exmodelo nacida en Eslovenia y nacionalizada estadounidense en 2006 también narró describió su infancia en una familia que le inculcó que 'hay que trabajar duro para conseguir lo que quieras en la vida'.
Pero justamente ese pasaje y otras porciones del discurso parecen haber sido plagiados de otro pronunciado por, de todas las personas, la primera dama Michelle Obama, opacando lo que debió ser la gran introducción de Melania ante el público estadounidense
'Merecemos ser escuchados'
El discurso de Melania fue la atracción principal de una caótica y maratónica primera jornada, que culminó cerca de la medianoche.
Pocas horas antes, la convención era escenario de una escandalosa y furiosa revuelta de detractores de Trump en el enorme recinto, hogar de los Cavaliers, flamantes campeones de la NBA, y donde se reunían cerca de 2.500 delegados provenientes de 50 estados.
Rechifles, gritos: los debates dieron lugar a un escandaloso intercambio entre fanáticos y detractores de Trump.
Los delegados antiTrump, furiosos contra un candidato que ha prometido construir un muro en la frontera con México y vetar la entrada al país a los musulmanes, estallaron de rabia contra una moción que se pretendía aprobar sin votación.
Quizás pensando en la posteridad, los detractores de Trump querían una votación para dejar en claro quienes apoyaron al empresario de 70 años y quienes se opusieron.
'Merecemos ser escuchados, esta es la convención del pueblo', reclamó Diana Shores, una delegada de Virginia.
A pesar de los sondeos que colocan a Trump en desventaja, Nancy Riley, delegada de Florida, confía férreamente en la victoria de Trump el 8 de noviembre. 'Mucha gente no quiere admitir que van a votar por él', afirmó.
¿Sobre la posibilidad de que la candidata demócrata Hillary Clinton sea presidente? 'No puedo esperar a ver una mujer presidente', dijo. 'Pero no ella'.
La convención inició con un minuto de silencio en honor a los policías asesinados en días recientes en Dallas y Baton Rouge: el tema político del día es la seguridad, en Estados Unidos y en el extranjero, un pilar de la campaña de Trump.
Choque de estilos
Familiares de personas asesinadas por inmigrantes indocumentados reclamaron seguridad en la frontera, mientras delegados coreaban el estribillo de Trump: 'Construye el muro'.
'Él es directo, es fuerte (...) No vacilará en matar a los terroristas', dijo en el escenario Patricia Smith, madre de uno de los cuatro estadounidenses asesinados en el ataque contra el consulado de Washington en Bengasi, Libia, en 2012.
Varios militares y policías evocaron ese ataque para declarar a Hillary Clinton, a la sazón secretaria de Estado, como única culpable.
Los republicanos se erigen como defensores de las fuerzas del orden, tras los recientes episodios de violencia policial contra negros, pero también asesinatos de policías.
'Necesitamos fuerza', dijo Trump más temprano a la cadena Fox News, lanzando artillería contra un 'divisivo' Barack Obama.
Al mismo tiempo en Cincinnati, unos 400 km al suroeste de Cleveland, cn un tono diametralmente opuesto, Hillary Clinton abordó el asunto de las tensiones raciales en Estados Unidos.
'Tenemos una tarea difícil, dolorosa y esencial por delante para reparar los lazos entre nuestra policía y nuestras comunidades', dijo.
Tras semanas de expectativa y un gran despliegue de seguridad, las protestas hasta ahora han decepcionado por su tamaño. Medio millar de personas, un décimo de lo esperado, marcharon pacíficamente y sin incidentes durante un par de horas, reclamando medidas para luchar contra la pobreza y a favor de un aumento del salario mínimo.
Fracturada por la retórica incendiara de Trump, la convención también es elocuente por los grandes nombres del partido que no viajaron a Cleveland, incluyendo los expresidentes George Bush padre e hijo, los últimos dos candidatos republicanos a la Casa Blanca y el gobernador del estado anfitrión, Ohio, John Kasich.
Pero la campaña de Trump niega que haya grietas.
'Esta es la convención de Trump. El partido está unido', dijo Paul Mananfort, jefe de campaña del candidato republicano.
El candidato republicano Donald Trump prometió el lunes en Cleveland la victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses, actuando como un bombero contra el fuego desatado por delegados rebeldes en la inauguración de la convención del partido.
'Vamos a ganar': esas fueron las únicas palabras del millonario, usualmente hablador, antes de dejar a su esposa, Melania, el escenario del Quicken Loans Arena donde será oficialmente investido el martes como candidato presidencial republicano a los comicios del 8 de noviembre.
Cleveland (Ohio), una ciudad de 400.000 habitantes bordeada por el lago Erie en el noreste del territorio estadounidense, está totalmente fortificada en previsión de numerosas manifestaciones, que hasta ahora han sido pacíficas y sin incidentes.
Ceñida en un largo vestido blanco, la tercera esposa del magnate de bienes raíces y 24 años más joven que él, comunicó, con firmeza pero moderado entusiasmo, un elogio de su marido, un hombre que 'hará una verdadera diferencia'.
'No se rinde (...) Donald es y siempre ha sido un gran líder', dijo Melania Trump retratando en 14 minutos al candidato republicano como un padre amoroso y exitoso hombre de negocios que será un presidente fuerte pero compasivo.
La exmodelo nacida en Eslovenia y nacionalizada estadounidense en 2006 también narró describió su infancia en una familia que le inculcó que 'hay que trabajar duro para conseguir lo que quieras en la vida'.
Pero justamente ese pasaje y otras porciones del discurso parecen haber sido plagiados de otro pronunciado por, de todas las personas, la primera dama Michelle Obama, opacando lo que debió ser la gran introducción de Melania ante el público estadounidense
'Merecemos ser escuchados'
El discurso de Melania fue la atracción principal de una caótica y maratónica primera jornada, que culminó cerca de la medianoche.
Pocas horas antes, la convención era escenario de una escandalosa y furiosa revuelta de detractores de Trump en el enorme recinto, hogar de los Cavaliers, flamantes campeones de la NBA, y donde se reunían cerca de 2.500 delegados provenientes de 50 estados.
Rechifles, gritos: los debates dieron lugar a un escandaloso intercambio entre fanáticos y detractores de Trump.
Los delegados antiTrump, furiosos contra un candidato que ha prometido construir un muro en la frontera con México y vetar la entrada al país a los musulmanes, estallaron de rabia contra una moción que se pretendía aprobar sin votación.
Quizás pensando en la posteridad, los detractores de Trump querían una votación para dejar en claro quienes apoyaron al empresario de 70 años y quienes se opusieron.
'Merecemos ser escuchados, esta es la convención del pueblo', reclamó Diana Shores, una delegada de Virginia.
A pesar de los sondeos que colocan a Trump en desventaja, Nancy Riley, delegada de Florida, confía férreamente en la victoria de Trump el 8 de noviembre. 'Mucha gente no quiere admitir que van a votar por él', afirmó.
¿Sobre la posibilidad de que la candidata demócrata Hillary Clinton sea presidente? 'No puedo esperar a ver una mujer presidente', dijo. 'Pero no ella'.
La convención inició con un minuto de silencio en honor a los policías asesinados en días recientes en Dallas y Baton Rouge: el tema político del día es la seguridad, en Estados Unidos y en el extranjero, un pilar de la campaña de Trump.
Choque de estilos
Familiares de personas asesinadas por inmigrantes indocumentados reclamaron seguridad en la frontera, mientras delegados coreaban el estribillo de Trump: 'Construye el muro'.
'Él es directo, es fuerte (...) No vacilará en matar a los terroristas', dijo en el escenario Patricia Smith, madre de uno de los cuatro estadounidenses asesinados en el ataque contra el consulado de Washington en Bengasi, Libia, en 2012.
Varios militares y policías evocaron ese ataque para declarar a Hillary Clinton, a la sazón secretaria de Estado, como única culpable.
Los republicanos se erigen como defensores de las fuerzas del orden, tras los recientes episodios de violencia policial contra negros, pero también asesinatos de policías.
'Necesitamos fuerza', dijo Trump más temprano a la cadena Fox News, lanzando artillería contra un 'divisivo' Barack Obama.
Al mismo tiempo en Cincinnati, unos 400 km al suroeste de Cleveland, cn un tono diametralmente opuesto, Hillary Clinton abordó el asunto de las tensiones raciales en Estados Unidos.
'Tenemos una tarea difícil, dolorosa y esencial por delante para reparar los lazos entre nuestra policía y nuestras comunidades', dijo.
Tras semanas de expectativa y un gran despliegue de seguridad, las protestas hasta ahora han decepcionado por su tamaño. Medio millar de personas, un décimo de lo esperado, marcharon pacíficamente y sin incidentes durante un par de horas, reclamando medidas para luchar contra la pobreza y a favor de un aumento del salario mínimo.
Fracturada por la retórica incendiara de Trump, la convención también es elocuente por los grandes nombres del partido que no viajaron a Cleveland, incluyendo los expresidentes George Bush padre e hijo, los últimos dos candidatos republicanos a la Casa Blanca y el gobernador del estado anfitrión, Ohio, John Kasich.
Pero la campaña de Trump niega que haya grietas.
'Esta es la convención de Trump. El partido está unido', dijo Paul Mananfort, jefe de campaña del candidato republicano.