A sus 50 años, Victoria Beckham aprende a sonreír y dejar la inseguridad
Según contó la cantante y empresaria, no sonreír en una fotografía era parte de la inseguridad que sentía sobre ella. Ahora es más segura y optimista
Victoria Beckham ha entrado en un nuevo capítulo de su vida marcado por hitos personales y profesionales. (Luisa Opalesky para The New York Times)
Por: Ruth La Ferla/ The New York Times
Un domingo reciente, Victoria Beckham se hundió en un sofá mullido en el Fasano Fifth Avenue, un hotel de Manhattan, con su puchero un poco más prominente que antes y su delgada figura envuelta en un traje de seda color tinta de su propio diseño. En un rincón había un par de muletas negras tan estilizadas y relucientes que podrían haber pasado por un accesorio de gran tamaño.
De hecho, eran testimonio de su obstinado temple.
Una caída en el gimnasio este invierno la había coartado, pero no le había impedido hacer sus reverencias con muletas en el desfile de su marca homónima en la Semana de la Moda de París en marzo. O celebrar un cumpleaños importante, el número 50, en una lujosa fiesta en Londres. Tampoco le impidió tomar un vuelo a Nueva York, a donde había ido a supervisar y estelarizar una campaña publicitaria que promocionaba la línea de fragancias que Beckham lanzó el otoño pasado.
Los perfumes fueron una expansión de la marca Victoria Beckham Beauty que ella inició en el 2019, que a su vez era una expansión de la línea de moda Victoria Beckham que fundó en el 2008, cuando muchos la recordaban como Posh, la sofisticada Spice Girl que estaba casada con David Beckham, el astro del futbol británico.
Después de su cambio de estrella del pop a diseñadora, algunos críticos desestimaron a Beckham, quien creció en Hertfordshire, Inglaterra, como una Barbie provincial sin formación. Su trayectoria ha dado lugar a muchas especulaciones entre los conocedores de la moda: ¿Es real? ¿Será rentable el negocio?
Pero si algo es Victoria Beckham, es tenaz. Y 16 años después de iniciar su marca con su esposo y Simon Fuller, creador del programa “Idols” en TV, es más dada que nunca a clavar sus tacones de aguja.
“Realmente no me importa si aún me juzgan”, dijo. “Ha sido una verdadera montaña rusa para esta marca. Pero me siento aterrizada y orgullosa de lo que he logrado”.
Al decirlo, ella esbozó una rara sonrisa. “Durante muchos años no sonreí en las fotografías”, dijo. “Eso era definitivamente una señal de inseguridad”.
Tiene razones para estar optimista hoy en día: en un momento en que algunas empresas de moda de lujo están tambaleándose, la marca Victoria Beckham parece estar encontrando su camino. La empresa, que había perdido dinero casi todos los años desde su introducción, recientemente salió de números rojos después de expandirse a belleza y bolsas.
Victoria Beckham ha estado persiguiendo el éxito desde sus primeros años. “En la escuela nunca fui la niña más brillante”, dijo. “Tuve que trabajar muy duro”. Y, por difícil que sea de imaginarse, la diseñadora alguna vez se consideró una inadaptada. “Tenía una piel terrible y era bastante torpe”.
Ella le otorga el crédito al estrellato del pop por darle más confianza —y colmillo comercial. “¿Qué mejor manera de entender las relaciones públicas y la mercadotecnia que haber sido una Spice Girl en los años 90?”, dijo.
Ed Burstell, consultor de marcas minoristas en Nueva York, describió a Beckham como “una astuta mujer de negocios”.
Cuando ella lanzó su línea de moda, él era el director general de Liberty, la tienda departamental de lujo de Londres. Consideró manejar su colección allí, pero concluyó que no resonaría. “El estilo, el corte de la ropa, eran buenos”, recordó. “Pero la ropa era tranquila en una época en la que la moda era menos tranquila. No recibió el crédito que merecía por estar a la vanguardia del lujo tranquilo”.
Cuando presentó su línea, Beckham insistió en abordar los detalles de su negocio: precios, facturación y cómo se administraban los costos. Aprendió el proceso de diseño en parte drapeando los vestidos sobre su figura. “No pretendo ser una maestra del drapeado”, dijo en el 2010. “El meollo es: ¿me pondría yo esto?”.
Ha actuado en gran medida por instinto. Beckham, su esposo durante 25 años, dijo que ella nunca ha tenido miedo de poner manos a la obra. “Siempre me ha asombrado su empuje y su ética de trabajo”, escribió vía correo electrónico. “El negocio ha enfrentado muchos obstáculos a lo largo de los años, pero ella se mantuvo fiel a su visión”.
Incluso ahora, dice Victoria Beckham, “Soy una fanática del control”.
Tuvo que domar ese impulso durante la producción de “Beckham”, la serie documental sobre su marido y su familia estrenada por Netflix el año pasado. “Descubrí que no se puede controlar cada imagen, cada escena, y eso me sacó de mi zona de confort”, dijo.
Sentirse cómoda con soltar las cosas no ha mermado su impulso. “Sigo siendo increíblemente ambiciosa”, dijo. “Pero también soy más relajada. ¿Y no es eso lo mejor de envejecer?”.
© 2024 The New York Times Company