Árabes y judíos estudian juntos en Jerusalén
La propuesta de que israelíes y palestinos pueden aprender y vivir juntos en paz comienza en los salones de clases de las seis instituciones que luchan por esto
La escuela Max Rayne Mano a Mano en Jerusalén tiene como objetivo superar las diferencias entre israelíes y palestinos.
Por Talya Minsberg | The New York Times
JERUSALÉN — En un salón de clases decorado con letras hebreas y árabes, los alumnos de tercero —con los ojos cerrados— respiraron profundamente al unísono. “Y exhalen”, les dijo una maestra.
Los alumnos, una mezcla de judíos y árabes, asisten a la escuela Max Rayne Mano a Mano en Jerusalén, una de seis instituciones bilingües así en Israel dedicadas a la propuesta de que israelíes y palestinos pueden aprender y vivir juntos en paz. Un día del mes pasado, poco después de que colapsara un alto el fuego temporal en Gaza y la paz parecía más lejana que nunca, los estudiantes estaban meditando.
Las escuelas de todo Israel, la mayoría de ellas divididas por religión e idioma, están luchando para ayudar a los estudiantes a lidiar emocionalmente con el conflicto más mortífero en una generación. En las escuelas Mano a Mano, donde cada clase tiene dos maestros —un hablante de hebreo y otro de árabe— la conversación sobre los ataques terroristas del 7 de octubre y la posterior guerra en Gaza suena marcadamente diferente que en otras escuelas en Israel, donde un Gobierno de extrema derecha está promoviendo un plan de estudios nacionalista.
“Podremos tener diferentes idiomas, religiones y culturas, pero elegimos estar aquí juntos”, dijo a sus alumnos Haya Saleh, ciudadana palestina de Israel y la maestra de habla árabe de los alumnos de tercero.
Al tiempo que las sospechas entre israelíes y palestinos están en su punto más alto y el apoyo a un acuerdo de paz está en su punto más bajo en décadas, el cuerpo docente y las familias de las escuelas Mano a Mano están tratando de superar esas diferencias. Creen que han creado un modelo para honrar los traumas, experiencias e historias de unos y otros que puede replicarse en toda la región.
Algunos estudiantes árabes de las escuelas tienen familiares que han sido asesinados en Gaza. Y algunos estudiantes judíos tienen familiares que fueron asesinados o secuestrados el 7 de octubre, o que están sirviendo en el Ejército.
“Es posible estar juntos, es preferible estar juntos y también es lo correcto”, dijo Gezeel Jarroush Absawy, directora de la escuela primaria Mano a Mano en Haifa.
Las escuelas presentan la historia a través de los lentes de israelíes y palestinos, y fomentan las relaciones entre árabes y judíos en la infancia con la esperanza de que puedan extenderse hasta la edad adulta.
“Necesitamos ser amigos unos de otros y no pelearnos”, dijo en árabe un estudiante de la escuela en Jerusalén. “Podemos vivir en paz”, dijo otro en hebreo.
En la escuela Mano a Mano de Haifa, los maestros pidieron recientemente a los estudiantes que ilustraran una respuesta a la pregunta “¿Cómo me siento ahorita?”. Sus respuestas decoraron las paredes.
Un estudiante dibujó cohetes disparados con las palabras “¡No, no, no!” dibujadas en letras hebreas en el cielo. Otro estudiante dibujó a dos personas tomadas de la mano, con amplias sonrisas en sus rostros.
Los padres han participado en ejercicios inspirados en los que se realizan en las aulas de sus hijos. En octubre, un grupo de padres de Haifa empezó a reunirse periódicamente para hablar. Las sesiones suelen ser moderadas por dos padres: Merav Ben-Nun, una judía israelí, y Mouna Karkabi, una ciudadana palestina de Israel.
“Siempre decimos que es como hacer que tus hijos sean vegetarianos, pero luego comes bistec”, dijo Ben-Nun. “Si traes a tus hijos a este sistema educativo tan diferente, tú, como padre, tienes que demostrar que tú también estás allí”.
“Mi mejor amigo es árabe. Es divertido que un judío religioso sea amigo de un árabe”, dijo Ben Vick, un estudiante judío de cuarto año de Jerusalén.
A los chicos les gusta ir a la biblioteca y jugar futbol. Pero las cosas también son estresantes.
“Es un poco difícil de creer que literalmente estén matando a gente en este momento”, dijo Ben al llegar a la escuela. “Y aquí es como, relájate. Otro día normal”.
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