Campo de Golf de San Gerónimo y emprendió el camino a volver a ser silvestre
La industria del golf ha intentado aligerar su costo ambiental utilizando menos agua, sembrando plantas polinizadoras y disminuyendo el uso de pesticidas y fertilizantes
Un roble en Larsen Meadow, anteriormente los “nueve posteriores” del campo de golf San Gerónimo.
Por Cara Buckley/ The New York Times
Había hierba sin segar en una trampa de arena y bloques de madera y un castillo de juguete en otra. La gente paseaba a sus perros por el fairway, que lucía descuidado. Era de esperarse.
El césped de estos campos se corta sólo dos veces al año y no se ha rociado con pesticidas ni raticidas desde el 2018, cuando esta propiedad de 64 hectáreas dejó de ser el Campo de Golf de San Gerónimo y emprendió el camino a volver a ser silvestre.
Un pequeño número de campos de golf cerrados en todo Estados Unidos han sido comprados por fideicomisos de tierras y grupos sin fines de lucro y transformados en reservas naturales, parques y humedales.
“Rápidamente reconocimos el alto valor de restauración, el valor de conservación y el valor recreativo para acceso público”, dijo Guillermo Rodríguez, director del grupo sin fines de lucro Trust for Public Land, que compró el campo por 8.9 millones de dólares en el 2018.
Durante un recorrido por el lugar, en un valle a menos de una hora al norte de San Francisco, Rodríguez señaló las colinas que son hábitat de fauna, incluyendo a halcones. “A ambos lados hay tierras públicas”, dijo. “Este era el eslabón perdido”.
La restauración aún está en marcha. Se volverán a conectar las llanuras aluviales y se ha eliminado una barrera para peces, permitiendo el acceso a zonas migratorias y de reproducción para el salmón plateado en peligro de extinción y la trucha arco iris amenazada. Se planean senderos que evitarían hábitats sensibles, convirtiendo la tierra en una balsa salvavidas ecológica con acceso público.
“Es un gran lugar y es hermoso”, dijo Charles Esposito, de 76 años, un jubilado que estaba disfrutando una caminata reciente. “Me encanta”.
En los últimos años, la industria del golf ha intentado aligerar su costo ambiental utilizando menos agua, sembrando plantas polinizadoras y disminuyendo el uso de pesticidas y fertilizantes.
Sin embargo, los recursos y productos químicos necesarios para un prístino césped esmeralda han convertido a este deporte en el odiado de los ambientalistas. Los aproximadamente 16 mil campos de golf de Estados Unidos utilizan 5.7 mil millones de litros de agua al día, reporta la Asociación de Golf de Estados Unidos, y son tratados con 100 mil toneladas de nitrógeno, fósforo y potasio al año.
Estados Unidos tiene más campos de golf que cualquier otro país y representa alrededor del 42 por ciento de todos los campos del mundo, dijo la Fundación Nacional de Golf. Ese exceso de oferta ha provocado que desde el 2006 cierren más campos de los que abren. El regreso a la naturaleza es relativamente raro en lo que fueron campos de golf, la mayoría de los cuales terminan en manos de desarrolladores comerciales o residenciales.
Eric Bosman, planificador urbano de la firma de diseño y planificación Kimley-Horne, dijo que 28 ex campos de golf fueron transformados en espacios verdes públicos entre el 2010 y octubre del 2022.
Pero el número parece estar creciendo. Sin embargo, las transformaciones no siempre se dan sin problemas.
En Palm Springs, California, algunos vecinos del antiguo Mesquite Golf & Country Club se resistieron a los planes de restaurar ese terreno, diciendo que preferían la vista que ofrecía un cuidado campo de campeonato de 18 hoyos.
“Alguna vez tuvimos una vista muy bonita desde el campo de golf hasta las montañas”, dijo Don Olness, quien forma parte de la junta directiva de la asociación de condóminos contiguos. Pero desde que Oswit Land Trust compró el campo por 9 millones de dólares en el 2022, el área se ha llenado de maleza y árboles muertos, dijo.
Jane Garrison, directora ejecutiva del fideicomiso de tierras, dijo que la demanda pendiente impide que el fideicomiso acceda a una subvención multimillonaria. Independientemente de ello, el fideicomiso espera adquirir más campos de golf en la zona.
“Cuando la tierra desaparece, desaparece para siempre una vez que construyen condominios”, dijo Garrison. “Pero cuando la salvas, es para siempre”.
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