Denisovanos resilientes tendrían rasgo físicos similares con nosotros en la actualidad
Muchos científicos están cada vez más fascinados por los denisovanos. Al igual que nosotros, eran extraordinariamente resilientes. Y miles de millones de personas en la Tierra portan ADN denisovano
Investigadores de la Universidad Hebrea reconstruyeron el rostro de un denisovano con ADN.
Por Carl Zimmer/ The New York Times
Los neandertales pueden haber desaparecido hace 40 mil años, pero hoy no son extraños para nosotros. Sin embargo, no existe esa familiaridad con los denisovanos, humanos que se separaron del linaje neandertal y sobrevivieron durante cientos de miles de años antes de extinguirse.
Esto se debe en gran medida a que tenemos muy pocos huesos suyos. En un nuevo repaso, los antropólogos contaron todos los fósiles que han sido claramente identificados como denisovanos desde el primero en el 2010: media mandíbula rota, un hueso de un dedo, un fragmento de cráneo, tres dientes sueltos y otras cuatro astillas de hueso.
“Es casi nada”, dijo Janet Kelso, paleoantropóloga en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, Alemania, quien ayudó a escribir la comprobación.
Sin embargo, muchos científicos están cada vez más fascinados por los denisovanos. Al igual que nosotros, eran extraordinariamente resilientes. Y miles de millones de personas en la Tierra portan ADN denisovano.
“Desde una perspectiva conductual, se parecían mucho más a los humanos modernos”, dijo Laura Shackelford, paleoantropóloga en la Universidad de Illinois.
Los denisovanos reciben su nombre de la cueva Denisova, en Siberia, donde sus restos fueron identificados por primera vez.
Un molar de entre 122 mil 700 y 194 mil 400 años contenía genes similares a los del neandertal, pero su ADN era lo suficientemente distinto como para sugerir que provenía de una rama separada de la evolución. Un hueso de un dedo que data de hace entre 51 mil 600 y 76 mil 200 años pertenecía al mismo linaje, lo que demuestra que existió durante decenas de miles de años, si no más.
Desde entonces, los investigadores han encontrado más fósiles denisovanos en la cueva y han reunido material genético suelto del suelo de la cueva, que data de hace 50 mil a 200 mil años.
Kelso y sus colegas llegaron a sospechar que los denisovanos no se habían limitado a Siberia. Los investigadores descubrieron que algunos tramos del ADN de los humanos antiguos coincidían estrechamente con el material genético portado por personas del este de Asia, nativos americanos, aborígenes australianos y personas de Nueva Guinea y otras islas de la zona.
Cuando los humanos modernos se expandieron fuera de África hace unos 60 mil años, los denisovanos debieron haber estado en su camino para cruzarse e introducir algunos de sus genes en nuestro linaje.
En el 2019, los científicos encontraron el primer rastro fósil de denisovanos más allá de Siberia, en una cueva a gran altitud en el Tíbet —una mandíbula que data de hace más de 160 mil años con dientes similares a los denisovanos. También contenía proteínas con una estructura molecular que podría esperarse de un denisovano. Al año siguiente, los investigadores reportaron que el suelo de la cueva contenía ADN denisovano.
Otros investigadores están estudiando el ADN denisovano heredado por personas vivas. El patrón de mutaciones documentado hasta ahora sugiere que varios grupos genéticamente distintos de denisovanos se cruzaron con nuestros antepasados. Y ninguno de esos grupos denisovanos estaba estrechamente emparentado con los que ocuparon la cueva de Denisova.
Estos hallazgos sugieren que los denisovanos prosperaron en entornos radicalmente diferentes.
La versatilidad de los denisovanos puede haberles ayudado a durar mucho tiempo. Es posible que la gente de Nueva Guinea haya heredado algo de ADN denisovano a partir de un mestizaje hace apenas 25 mil años.
El legado genético de los denisovanos sigue vivo. Ciertos genes de los denisovanos se han vuelto más comunes porque proporcionan una ventaja evolutiva en los humanos modernos. En el Tíbet, los investigadores han encontrado un gen denisovano que ayuda a las personas a sobrevivir en altitudes elevadas.
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