Discurso de odio en redes sociales de China incita a violencia y xenofobia
El creciente nacionalismo en China fomentado por el gobierno, ha provocado un auge en discursos de odio en línea, generando violencia en el mundo real
El discurso de odio hacia los nipones se ha extendido en línea en China. Manifestantes antijaponeses en China, en el 2012. (Peter Parks/Agence France-Presse — Getty Images)
Por Li Yuan/The New York Times
Un video publicado el año pasado en las redes sociales chinas mostraba a más de 100 niños japoneses en el patio de una escuela primaria que presuntamente estaba en Shanghai. Los subtítulos en chino citaban a dos estudiantes que encabezaban el grupo gritando: “Shanghai es nuestra. Pronto toda China también será nuestra”.
Los mensajes fueron alarmantes y exasperantes en China, que Japón invadió durante la Segunda Guerra Mundial. Pero la escena en realidad tuvo lugar en una escuela primaria en Japón. Y los estudiantes no estaban avivando el odio hacia China; estaban jurando jugar limpio en lo que parecía un evento deportivo.
El video no fue retirado hasta después de haber sido visto más de 10 millones de veces.
Contenido xenófobo en línea como este es ahora tema de debate en China. Recientemente, un chino apuñaló a una madre japonesa y a su hijo en el este de China. Dos semanas antes, cuatro profesores visitantes de una universidad de Iowa fueron apuñalados en el noreste de China. Algunos chinos están cuestionando el papel que desempeña el discurso en línea a la hora de incitar a la violencia en el mundo real.
China tiene el sistema más sofisticado del mundo para censurar Internet cuando quiere. Sin embargo, la Internet china está plagada de discurso de odio hacia japoneses, estadounidenses, judíos y africanos, así como hacia los chinos que critican al Gobierno. La información falsa sobre Japón y Estados Unidos encabeza regularmente las listas de búsquedas populares y recibe muchas, muchas publicaciones y me gusta.
Lo que sucede en línea está influenciado por el creciente nacionalismo promovido durante el Gobierno del Presidente Xi Jinping. Una de las respuestas de China al empeoramiento de las tensiones con sus rivales ha sido la diplomacia del “guerrero lobo” —un enfoque ultranacionalista y a menudo hostil a la geopolítica.
El Gobierno chino opera una máquina de opinión pública que tolera e incluso fomenta el discurso de odio y la desinformación cuando están dirigidos a ciertos países y sus pueblos. Las autoridades silencian voces que intentan corregir las falsedades o razonar con quienes las proveen.
En el 2023, China difundió desinformación sobre la seguridad de la decisión del Gobierno japonés de liberar al océano agua radiactiva tratada de la arruinada central nuclear Fukushima Daiichi. Hubo miedo e indignación por lo que en China se conoce como “aguas residuales contaminadas con armas nucleares”.
Después de que Liu Su, un bloguero científico de Shanghai, escribió varios artículos desafiando lo que se decía, alguien lo denunció ante el regulador de Internet en Shanghai. Liu eliminó el artículo, publicó una disculpa y prometió no comentar sobre temas de actualidad. Luego, su cuenta pública de redes sociales WeChat fue suspendida durante seis meses.
En otro artículo en WeChat este año, Liu criticó la tendencia de elogiar la medicina tradicional china mientras se menosprecia la medicina occidental. Fue denunciado nuevamente.
“Si la columna vertebral de una sociedad queda completamente sumergida por la marea del nacionalismo, el destino futuro del País es predecible”, escribió.
Los portavoces del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijeron que los recientes ataques contra extranjeros fueron crímenes aislados. Las autoridades locales no han compartido mucha información. Pero en las redes sociales muchos comentarios elogiaron los ataques y a sus perpetradores.
El 28 de junio, el pueblo chino se enteró de que Hu Youping, una mujer de 52 años que había intentado detener el ataque contra la madre y el hijo japoneses en el este de China, había muerto a causa de sus heridas. Mucha gente la lloró en las redes sociales. Algunos dijeron que se preguntaban si el ataque tenía algo que ver con el entorno nacionalista en línea de China.
Poco después, y en una acción inusual, las mayores plataformas de Internet en China emitieron avisos de que estaban tomando medidas enérgicas contra el discurso de odio dirigido a los japoneses e incitando al nacionalismo extremo. ¿Pero hasta cuándo continuará esto? ¿Cuánto puede cambiar un ecosistema que ha estado generando odio?
“En este gran drama que se desarrolla todos los días, algunos son directores, otros son actores, algunos preparan el escenario y otros son el público”, escribió Peng Yuanwen, un ex periodista.
Llamó a la persona que atacó a la madre y al hijo japoneses una víctima del lavado de cerebro nacionalista: “Se ha sumergido demasiado en la obra, hallando difícil liberarse”.
© 2024 The New York Times Company