El Museo Victoria and Albert: un tesoro con 60 mil obras en 150 galerías
Fue fundado por el Príncipe Alberto, el V&A combina bellas artes y artes aplicadas para inspirar diseños innovadores y democratizar la apreciación estética
El Museo Victoria and Albert contiene alrededor de 150 galerías y tiene más de 60 mil obras expuestas.
Por Andrew Ferren / The New York Times
Incluso para alguien a quien le encante perderse en los museos, el Museo Victoria and Albert de Londres puede parecer abrumador: 5 mil años de producción artística con más de 60 mil obras expuestas (de una colección de unos 2.8 millones) en unas 150 galerías bajo aproximadamente 8 hectáreas de techo.
El V&A atrae a unos 3 millones de visitantes al año, pero incluso en los días de mayor actividad tiene espacio para evitar aglomeraciones. Visitar la colección permanente es gratis (algunas exposiciones cuestan hasta 20 libras, o alrededor de 25 dólares), y es fácil pasar un día entero allí.
El museo es un acervo de obras ejemplares, desde exquisitos dibujos de Rafael hasta psicodélicos radios de plástico de la década de 1970; desde coloridos azulejos islámicos hasta majestuosas camas inglesas.
El museo era el proyecto adorado del Príncipe Alberto, consorte de la Reina Victoria, que había visto de primera mano que los productos manufacturados británicos no siempre eran los mejores de su clase. Al exhibir artes aplicadas (textiles, cerámica, vidrio y otros objetos manufacturados) junto con bellas artes, el nuevo museo democratizaría la apreciación estética e inspiraría mejores diseños para mejores productos.
Originalmente conocido como el Museo de South Kensington, el V&A abrió sus puertas en 1857 en estructuras temporales mientras se construían edificios nuevos. El museo incluía bibliotecas y escuelas de ciencia y arte, incluyendo una para mujeres. Los principales artistas de la época, como Frederic Leighton y William Morris, contribuyeron a su decoración. A tal grado acogió la modernidad, que la primera exposición de fotografía en un museo del mundo se celebró allí en 1858.
Aunque el Príncipe Alberto murió en 1861, el museo continuó ampliándose. En 1899, la Reina Victoria colocó la primera piedra de una nueva y grandiosa ala de entrada y rebautizó el complejo como el Museo Victoria and Albert.
El espíritu pionero del V&A no se ha desvanecido. Presenta éxitos de moda, como “Naomi: In Fashion”, que rinde homenaje a la modelo Naomi Campbell y abrirá el 22 de junio. Y sus programas de extensión, clases de estudio y fiestas atraen al público. El alcance del V&A ha ido creciendo recientemente, con filiales como un V&A Joven orientado a niños y dos nuevos edificios de museos —uno con casi 250 mil obras— que se inaugurarán en el este de Londres en el 2025.
En las Salas Vaciadas del V&A, tres enormes galerías están repletas de reproducciones en tamaño real —vaciadas en yeso y metal— de esculturas y fragmentos de edificios de toda Europa. Copias precisas de tumbas medievales ocupan el piso, mientras que obras maestras como el David de Miguel Ángel y la Columna de Trajano se elevan hacia el techo.
En un museo tan extenso, no existe un único camino lógico, ni siquiera cronológico, a seguir. Para muchos, ese es parte del atractivo del V&A: las extravagantes yuxtaposiciones que uno encuentra al recorrer sus seis pisos.
Por ejemplo, en el cuarto piso, parece como si prácticamente todo lo que alguna vez se haya hecho de arcilla o porcelana —Ming, mayólica, Meissen— está expuesto. El tercer piso presenta vidrio internacional en todas sus facetas. Y en el segundo piso, una red de largas galerías ofrece vitrales religiosos, esculturas de bronce a pequeña escala, pinturas y dibujos ingleses, así como gobelinos.
El Centro de Fotografía, ubicado también en el segundo piso, amplió recientemente sus galerías para convertirse en el centro de exposiciones fotográficas más grande de Gran Bretaña.
Unas dos docenas de galerías británicas cuentan la historia del País, desde los Tudor hasta los victorianos, a través de pinturas, muebles, ropa, instrumentos musicales, textiles y camas fabulosas, incluyendo la Gran Cama de Ware, una cama con dosel construida en 1590 para una posada. Mide unos 3 metros por lado y presuntamente tiene capacidad para cuatro parejas. Graffiti centenario cubre prácticamente todas las tablas y mereció una mención en “Noche de Reyes” de Shakespeare.
Las obras más extraordinarias se exhiben en un espacio tipo catedral: las famosas caricaturas de Rafael para los gobelinos que se crearon para adornar la Capilla Sixtina en 1515-16. Por encargo del Papa León X, Rafael pintó los diseños en papel como guía a seguir para los tejedores en telar.
Hoy propiedad del Rey Carlos III y consideradas entre las máximas obras de arte del Renacimiento, fueron creadas como parte de un proceso de fabricación, por lo que parece totalmente apropiado que estén en préstamo en el V&A, donde las bellas artes y la manufactura van de la mano.
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