Estas son algunas de las series basadas en crímenes reales
Algunas de estas historias e transmitieron vía recreaciones, dramatizaciones y entrevistas con policías, periodistas, médicos, familiares y amigos
Gypsy Rose Blanchard (izq.) conspiró con su novio matar a su madre, Dee Dee, quien había abusado de ella.
Por Maya Salam/The New York Times
Hay un momento en “Mommy Dead and Dearest”, un documental del 2017, cuando Gypsy Rose Blanchard está filmando a su entonces novio, Nicholas Godejohn, mientras él yace desnudo en una habitación de hotel. Un día antes, en junio del 2015, Godejohn había matado a puñaladas a la madre de Gypsy, Dee Dee Blanchard, un complot que la pareja tramó para liberar a la joven Blanchard, de entonces 23 años, de su madre. Escuchamos a Gypsy Rose Blanchard hacer un comentario sexual juguetón.
Su madre había abusado física y mentalmente de ella durante décadas. Se creía que se trataba de un caso de síndrome de Munchausen por poder —en el que un cuidador podía inducir una enfermedad para atraer simpatía, atención y regalos.
En el fragmento, vemos cómo se desarrolla el caso a través de los ojos de Blanchard, representando un gran cambio en la narración de crímenes de la vida real. Historias como estas alguna vez se transmitieron vía recreaciones, dramatizaciones y entrevistas con policías, periodistas, médicos, familiares y amigos. Las cámaras de video domésticas, que se hicieron populares en la década de 1980, cambiaron el panorama del crimen de la vida real, pero esas grabaciones eran escasas y complementarias.
Ahora tenemos montones de videos digitales en primera persona, permitiendo a los espectadores conocer las perspectivas de los directamente involucrados, a menudo durante el momento en que ocurrieron los crímenes. El caso de Gypsy Rose Blanchard encierra la trayectoria de este fenómeno. Su saga recibió el tratamiento guionizado con “The Act”, una serie de televisión del 2019, pero quienes buscan una vista visceral y sin adornos a los sucesos ahora tienen opciones y canales directos.
Las redes sociales han acelerado esta dinámica. La relación de Blanchard y Godejohn se desarrolló en gran medida en línea, y sus mensajes ayudaron a incriminarlos. Godejohn fue condenado a cadena perpetua; Blanchard recibió una sentencia de 10 años y purgó aproximadamente 7 antes de ser liberada en diciembre.
Al día siguiente, publicó una selfie en Instagram con la leyenda “Primera selfie de libertad”, que obtuvo más de 6.5 millones de me gusta. Se ha convertido en una celebridad de las redes sociales, con más de 8 millones de seguidores en Instagram y casi 10 millones en TikTok. En línea, ha estado promocionando su nueva serie de televisión, “The Prison Confessions of Gypsy Rose Blanchard”, que “sigue mi búsqueda por exponer las partes ocultas de mi vida que nunca han sido reveladas”, dice.
Quizás ningún caso reciente de crimen real ilustre el cambio tecnológico como la serie documental de HBO “Love Has Won: The Cult of Mother God”. Los miembros del grupo Love Has Won transmitían en vivo sus días. Gran parte de la serie comprende estos videos, y los espectadores ven a Amy Carlson, quien se hacía llamar “Madre Dios”, deteriorarse lentamente desde la perspectiva de las personas que la adoraban y viajaban con su cadáver.
Es una perspectiva tan desconcertante e inquietante que disuelve la línea entre la narración y el voyeurismo.
© 2024 The New York Times Company