Exhiben cultura en guerra arte como protesta
Organizadores dicen que es un acto de solidaridad con los artistas de Gaza, que proporciona una manera de llamar la atención al costo cultural de la guerra
Las obras de más de 100 artistas de Gaza se exhiben en el Museo Palestino de Cisjordania.
Por Raja Abdulrahim /The New York Times
BIRZEIT, Cisjordania — El incesante zumbido de un dron israelí llena la sala.
En una pared, se reproducen videos de muertes y rescates desesperados entre metal retorcido y rocas. Un gran montículo de escombros —varillas de fierro, ladrillos y trozos de yeso— se extiende casi todo lo largo de la sala de exposiciones. En las paredes cuelgan pinturas que en su mayoría evocan la vida antes del intenso bombardeo e invasión de Israel: naturalezas muertas palestinas, cactus endémicos, música, gatos y vacas.
Las obras de más de 100 artistas de Gaza cubren las paredes de esta exposición en el Museo Palestino en la Cisjordania ocupada por Israel, una colección de protesta que trata tanto del arte que no está allí, perdido en la guerra que asola Gaza, como del arte en exhibición. La mayoría de los artistas están atrapados en el enclave.
“Resistimos con nuestros colores y nuestros lienzos para transmitir nuestro mensaje al mundo”, dijo Basel El Maqosui, un artista desplazado de su hogar en el norte de Gaza, cuya obra está incluida.
La descripción de la muestra dice que los artistas están “resistiendo la aniquilación en una guerra genocida” y mostrando cómo “la máquina de muerte y destrucción” está transformando Gaza, sin mencionar a Israel o el ataque liderado por Hamas el 7 de octubre que desató la ofensiva y la invasión israelí. La muestra se titula “Esta No es una Exposición”.
Los organizadores dicen que es un acto de solidaridad con los artistas de Gaza, que proporciona una manera de llamar la atención al costo cultural de la guerra.
“Matar a los palestinos, matar a los artistas, destruir sus obras y atacar las instituciones culturales es una parte fundamental de la eliminación genocida de la historia, la memoria y la creatividad”, dijo Ehab Bseisso, miembro del consejo directivo del museo.
“Durante los más de cuatro meses de guerra, los ataques aéreos israelíes en Gaza han destruido los estudios y obras de muchos artistas, así como la mayoría de los museos e instituciones culturales —pérdidas que los expertos dicen podrían tardar más de una generación en reconstruirse.
De pie en la sala de exposiciones, Bseisso se refirió a las obras de arte como “sobrevivientes” porque fueron vendidas a coleccionistas, universidades y centros culturales fuera de la Franja de Gaza antes de que estallara la guerra.
Muchas retratan aspectos alegres de la vida palestina, mientras que otras representan lo que los organizadores llaman “la dureza de la realidad” y la “fea crueldad de la ocupación”.
“Esta es la voz de Gaza que están tratando de silenciar”, dijo Bseisso.
Algunas de esas voces se han perdido. Los organizadores afirman que al menos cuatro artistas con obras en la muestra han muerto en ataques aéreos israelíes. Sus nombres están marcados en una pared de contribuyentes con una línea negra en la esquina de su placa.
Shareef Sarhan, cofundador de Shababek, un colectivo y galería de artistas en la ciudad de Gaza, sugirió los sonidos de los drones y los escombros. El efecto “hace sentir como si estuvieras entrando a Gaza con toda su destrucción”, dijo Sarhan, que vive en Estambul y París.
El Maqosui dijo que su casa y su estudio fueron destruidos en un ataque aéreo israelí. Quedaron destruidas más de dos décadas de obras.
Ahora pasa gran parte de sus días acarreando y filtrando agua, haciendo fila para recibir comida y manteniendo intacta la destartalada tienda de campaña de plástico de su familia contra el frío, el viento y la lluvia en la ciudad sureña de Rafah.
Todavía encuentra tiempo para el arte, dibujando con pluma, y sus coloridos temas han sido remplazados por representaciones en blanco y negro de la sombría realidad en la que él y más de 2 millones de personas más se encuentran viviendo ahora.
“Estoy tratando de aferrarme a mi humanidad dibujando”, dijo. “Dibujar no cambia lo que estamos viviendo, pero es una forma de transmitir al mundo nuestro sufrimiento”.
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