Germanos disputan aranceles solares para proteger a los productores
La Asociación Solar Alemana está pidiendo al Gobierno que impulse un incentivo propuesto, llamado “bono de resiliencia”, que pagaría a los propietarios de paneles solares una tarifa más alta
Una instalación solar en el este de Alemania, una región que alberga varios fabricantes de paneles solares.
Por Melissa Eddy /The New York Times
BERLÍN — Alemania era el mayor productor mundial de paneles solares hasta hace aproximadamente una década, cuando China incrementó la producción y le ganó a casi todos en precios.
Ahora que Europa intenta alcanzar objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de gases invernadero, la demanda de paneles ha aumentado.
Algunos de los últimos fabricantes que quedan en la industria solar de Alemania están exigiendo que el Gobierno de Berlín ofrezca incentivos para proteger a los productores que han sobrevivido. Argumentan que los altos estándares europeos para el origen de los materiales y las cadenas de suministro más cortas hacen que la producción en Alemania sea más amigable con el medio ambiente y confiable.
Pero algunos críticos señalan que los aranceles aplicados por la Unión Europea a los paneles solares chinos del 2013 al 2018 no lograron salvar la industria nacional.
Cualquier medida para restringir las importaciones “debe sopesarse con los objetivos que nos hemos fijado en lo que respecta a la transición energética”, dijo Mairead McGuinness, comisaria europea de estabilidad financiera, al Parlamento Europeo en febrero.
Pero para los fabricantes solares europeos, el problema ha empeorado en el último año. Los chinos no sólo han elevado su producción de paneles solares, sino que Estados Unidos también ha endurecido sus aranceles para incluir los paneles chinos enviados a los países del Sudeste Asiático para su ensamblado final. Eso ha provocado que una avalancha de paneles chinos llegue a Europa a precios inferiores a los del mercado, dicen funcionarios gubernamentales y ejecutivos de empresas. El año pasado, más del 97 por ciento de los paneles instalados en Europa fueron importados.
“Los competidores chinos actualmente están regalando sus productos en cantidades inimaginables en Europa a precios muy inferiores a sus propios costos de producción”, decía una carta abierta al Gobierno escrita por Gunter Erfurt, director ejecutivo de Meyer Burger, una empresa suiza de energía solar que tiene dos fábricas y un centro de investigación en Alemania. “Luchamos por condiciones de mercado justas”.
La Asociación Solar Alemana está pidiendo al Gobierno que impulse un incentivo propuesto, llamado “bono de resiliencia”, que pagaría a los propietarios de paneles solares una tarifa más alta por la electricidad que se inyecta a la red de paneles producidos en el País.
Para cumplir sus ambiciosos objetivos climáticos, Alemania necesita generar 80 gigawatts adicionales de energía solar al año. Pero el año pasado, el País instaló lo suficiente para generar sólo 9 gigawatts —y las empresas fotovoltaicas nacionales dicen tener la capacidad para producir sólo alrededor de un gigawatt de energía solar por año. Esa realidad ha llevado a una disputa dentro de la industria solar alemana, ya que algunos creen que los subsidios harán más daño que bien.
Philipp Schröder, que dirige 1Komma5, una empresa solar que cofundó, dijo que obtenía sus componentes principalmente de Europa y Estados Unidos, y competía con éxito contra paneles chinos de bajo costo combinando paneles con bombas de calor, baterías y software para operar el sistema completo. Está en contra del apoyo del Gobierno.
El mes pasado, Meyer Burger profundizó la disputa cuando detuvo la producción en sus instalaciones en Freiberg, en el este de Alemania, y dijo que cambiaría su enfoque a expandir la producción en Arizona y Colorado. Allí puede aprovechar los aranceles e incentivos estadounidenses.
Los miles de millones de dólares en subsidios que Alemania ha prometido para atraer a otras empresas, incluyendo al productor de baterías Northvolt y los fabricantes de microchips Intel y TSMC, avivan más la ira.
Sven Giegold, Subsecretario del Ministerio de Economía, dijo a los periodistas que Alemania propondría medidas para ayudar a “apoyar la producción local de tecnología solar”, pero rápidamente añadió: “Las medidas de defensa comercial no son útiles”.
“Si no podemos vencer a los chinos en cantidad, debemos intentar vencerlos en calidad”, dijo Simone Tagliapietra, miembro principal de Bruegel, el grupo de expertos con sede en Bruselas.
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