Gran Bretaña busca ser superpotencia de energía limpia con Keir Starmer
Con Keir Starmer como nuevo Primer Ministro, Gran Bretaña apunta a la electricidad sin emisiones de carbono para 2030, prometiendo una revolución verde
Keir Starmer, nuevo Primer Ministro, se postuló con la promesa de “electricidad sin carbono para el 2030”. (Clodagh Kilcoyne/Reuters)
Por Somini Sengupta/The New York Times
Gran Bretaña, cuna de la Revolución Industrial y otrora gigante imperial quemacarbón, quiere ser una “superpotencia de energía limpia”.
Al menos esa es la promesa del nuevo Primer Ministro Keir Starmer. Su Partido Laborista ganó las elecciones parlamentarias del 4 de julio, poniendo fin a 14 años de gobierno del Partido Conservador.
Los laboristas hicieron grandes promesas de campaña sobre el clima. La forma en que esto se desarrolle impactará no sólo las vidas de los británicos, sino también la talla mundial de la nación.
Gran Bretaña es uno de los mayores contaminadores climáticos de la historia. Es donde comenzó la Revolución Industrial en el siglo 18, dando lugar a una economía global impulsada por el carbón, el petróleo y el gas y, con ello, las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan al planeta. Por lo tanto, es probable que otros países industrializados observen de cerca la velocidad y la escala de la transición energética británica.
Gran Bretaña se considera un líder climático. En el 2008 se convirtió en el primero entre los principales países industrializados en aprobar una ley sobre el cambio climático. Sus emisiones han disminuido desde entonces. En el 2021, su Gobierno fijó el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 78 por ciento para el 2035, en relación con los niveles de 1990. Sin embargo, llegar allí es lo difícil. El nuevo Gobierno enfrenta una crisis del costo de vida, zozobra geopolítica en el extranjero y fenómenos climáticos extremos exacerbados por el aumento en las emisiones de combustibles fósiles.
El manifiesto de campaña de Starmer prometía “electricidad sin emisiones de carbono para el 2030”. Por suerte para él, el País se perfila a ello. Está previsto que la última central eléctrica a carbón cierre en septiembre. El carbón ha pasado de suministrar el 40 por ciento de su electricidad en el 2012 a casi cero en la actualidad, reporta Carbon Brief, un sitio independiente de noticias climáticas.
El reto es reducir la dependencia del gas. En el 2023, suministró más del 30 por ciento de la electricidad de Gran Bretaña. El Gobierno debe reducir esa cifra a cero para el 2030, o encontrar formas de capturar y enterrar los gases de efecto invernadero que producen las plantas de gas.
Los líderes del Partido Laborista también han dicho que duplicarían la capacidad eólica en tierra, cuadruplicarían la capacidad eólica marina y triplicarían la energía solar.
En el Mar del Norte, la extracción de petróleo ha disminuido en los últimos 20 años. Pero la cuestión de las licencias de petróleo y gas en esas aguas está políticamente cargada.
El año pasado, Rishi Sunak, el Primer Ministro del Partido Conservador, puso en marcha un sistema para emitir licencias nuevas, provocando la renuncia de un ex Ministro de Energía, quien dijo que causaría “daños futuros”. El Gobierno laborista ha dicho que dejaría de emitir nuevas licencias y aumentaría el impuesto para las empresas de petróleo y gas del 75 por ciento al 78 por ciento.
Gran Bretaña tenía un amplio consenso político sobre la necesidad de abordar el cambio climático, desde la ex Primera Ministra Margaret Thatcher. Pero Sunak consideraba que la transición verde era demasiado costosa. Por ejemplo, lo que iba a ser un veto a los autos nuevos que funcionan con petróleo y diésel en 2030 se retrasó hasta el 2035.
Es probable que Starmer restablezca el veto al 2030. También ha prometido duplicar el financiamiento para programas de eficiencia energética y crear un nueva compañía nacional de energía que, dijo, reducirá los recibos de energía.
Mientras tanto, hay presión del partido de extrema derecha Reform U.K. para abandonar el objetivo de cero emisiones netas para 2050.
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