Cómo el exuberante Hawai ardió en llamas
A medida que los incendios forestales se vuelven más comunes en Hawai, parte de la vegetación endémica, que no está bien adaptada al fuego, ha sido destruida.
La ciudad de Lahaina en la isla de Maui fue devastada por incendios forestales. Partes de la región sufren una severa sequía.
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Los incendios en Hawai serían impactantes en cualquier lugar —cobrando las vidas de al menos 96 personas en uno de los incendios forestales más mortíferos en la historia moderna de Estados Unidos. Pero la devastación es particularmente impresionante por el lugar donde ocurrió: en un Estado definido por su exuberante vegetación, no el paisaje seco normalmente asociado con las amenazas de incendio.
La explicación es tan sencilla como aleccionadora: a medida que el planeta se calienta, ningún lugar está a salvo de los desastres.
Podría decirse que la historia de este incendio comenzó hace décadas, cuando Hawai comenzó a experimentar una disminución a largo plazo en la precipitación anual promedio. Desde 1990, la lluvia en sitios de monitoreo seleccionados ha sido 31 por ciento menor en la temporada de lluvias y 6 por ciento menor en la temporada seca, arrojó un estudio publicado en el 2015 por investigadores de la Universidad de Hawai y la Universidad de Colorado.
Hay múltiples razones de ese cambio, afirma Abby Frazier, climatóloga en la Universidad de Clark, en Massachusetts, que ha investigado Hawai. Un factor es La Niña, un patrón climático que generalmente ha provocado lluvias significativas, pero comenzó a generar menos precipitaciones a partir de la década de 1980.
Esas Niñas más débiles “no nos están sacando de la sequía”, dijo a principios de este año.
Otro cambio: a medida que aumentan las temperaturas, las nubes sobre Hawai son más delgadas, dijo Frazier. Y eso significa menos lluvia. Además, las grandes tormentas se han estado moviendo hacia el norte con el tiempo —generando menos lluvia de la que normalmente traen a las islas.
Casi el 16 por ciento del Condado de Maui, donde ardieron los incendios forestales, sufre una sequía severa, muestra el Monitor de Sequía de EU; otro 20 por ciento está en sequía moderada.
A medida que los incendios forestales se vuelven más comunes en Hawai, parte de la vegetación endémica, que no está bien adaptada al fuego, ha sido destruida. En otros lugares, las fincas de caña de azúcar de muchos años dejaron de operar alrededor de la década de 1990 y la tierra dejó de ser irrigada. Así que se propagaron los pastos secos e invasivos. Esas hierbas pueden volver a crecer mejor después de un incendio, pero también se encienden rápidamente.
“El paisaje está cubierto de cosas inflamables”, dijo Ryan Longman, investigador del East-West Center, una institución educativa.
La desecación del paisaje de Hawai es parte de una tendencia que afecta a las selvas tropicales de todo el mundo. Con las décadas, la sequía, el calor, los incendios y la deforestación pueden obligar a una selva tropical a convertirse en pastizales secos o sabana. Partes de la selva amazónica, la más grande del mundo, se acercan rápidamente a esta transición.
Los bosques degradados y los patrones climáticos cambiantes crean las condiciones perfectas para que los incendios, a menudo provocados por la actividad humana, se conviertan en grandes incendios incontrolables. En los bosques tropicales, la pérdida de árboles a causa de los incendios ha aumentado 5 por ciento en promedio cada año durante los últimos 20 años, arroja una investigación reciente.
Esas amenazas subyacentes se vieron amplificadas en Hawai este mes por el huracán Dora, que pasó al sur de Hawai como una tormenta de categoría 4 el 8 de agosto. Aunque la tormenta estaba a cientos de kilómetros de la costa de Maui, contribuyó a vientos superiores a 96 kilómetros por hora, ayudando a que el fuego se propagara rápidamente.
Es difícil atribuir un huracán directamente al cambio climático. Pero el aumento a las temperaturas del aire y del mar hace que sea más probable que las grandes tormentas ganen fuerza.
“Los vientos masivos y secos fueron los que provocaron este incendio”, dijo Josh Stanbro, ex director de resiliencia de Honolulú. “Esto es parte de una tendencia de largo plazo que está directamente relacionada con los cambios climáticos y los impactos en las islas”.
Nicholas Bogel-Burroughs y Serge F. Kovaleski contribuyeron con reportes.
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