Hay menos tiburones a pesar las normas que controlan su caza
Un estudio, publicado en la revista Science, halló que muchas de esas políticas, que exigían que los pescadores presentaran tiburones enteros, habían aumentado la demanda por su carne y que la disminución esperada en la mortalidad de tiburones no se había materializado
Un tercio de las especies de tiburones está en peligro de extinción. Tiburones martillo y carcarrínidos en Bangladesh.
Por Manuela Andreoni | The New York Times
Muchas de las políticas promulgadas en todo el mundo para frenar la matanza masiva de tiburones han resultado contraproducentes, en parte porque reglas bien intencionadas que prohíben capturar a los depredadores únicamente por sus aletas han llevado a un aumento en la demanda de carne de tiburón, de acuerdo con un estudio publicado este mes.
Los tiburones han prosperado en la Tierra durante más de 400 millones de años. Pero el creciente apetito por sus aletas en algunas cocinas asiáticas condujo a una matanza que llevó a varias especies al borde de la extinción.
El mundo reaccionó. A partir de 1990, los países establecieron normas para detener la práctica conocida como aleteo, en la que se quitan las aletas y se desechan los cadáveres. Hoy el 70 por ciento de los países y jurisdicciones tienen regulaciones para detener el aleteo o proteger a los tiburones.
Pero el estudio, publicado en la revista Science, halló que muchas de esas políticas, que exigían que los pescadores presentaran tiburones enteros, habían aumentado la demanda por su carne y que la disminución esperada en la mortalidad de tiburones no se había materializado.
De hecho, los datos muestran que la matanza de tiburones ha aumentado.
“Deberíamos haber visto una señal en la reducción de la mortalidad”, dijo Boris Worm, autor del estudio y profesor de conservación marina en la Universidad de Dalhousie, en Halifax, Nueva Escocia. “El sorprendente resultado es que no fue así”.
El estudio encontró que más de 80 millones de tiburones fueron muertos en todo el mundo en el 2017, contra 76 millones en el 2012.
Los hallazgos subrayan la urgencia de desarrollar mejores estrategias para proteger a los tiburones, dijo Worm.
Los países asiáticos donde la gente tradicionalmente come aletas de tiburón ya no son los principales culpables. España y Portugal son los principales exportadores y Brasil es uno de los mayores importadores.
Brasil fue uno de los primeros países del mundo en prohibir el aleteo. Pero cuando las regulaciones comenzaron a afianzarse, también creció el mercado para la carne de tiburón, que tiende a ser barata, a medida que el pescado que tradicionalmente comen los brasileños escaseó.
Sin embargo, los países que crearon santuarios de tiburones o promulgaron otras leyes para protegerlos lograron reducir la mortalidad de los tiburones, halló el estudio. Pequeñas naciones insulares como las Bahamas y las Maldivas, donde la gente depende de ecosistemas saludables, fueron claros líderes.
La desaparición de los tiburones probablemente pondría en riesgo a muchas otras especies.
“Todos los ecosistemas del océano han evolucionado con tiburones porque son tan antiguos”, dijo Worm. “Cuando sacamos a los tiburones del ecosistema, hallamos que la estabilidad del sistema se ve comprometida”.
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